M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Domingo, 7 de marzo 2021, 01:54
Desde 2008 vive en Noruega Marco Villabrille (Gijón, 1977), fotógrafo de amplio espectro que también ha trabajado en una guardería, ha participado en series como 'Mobilfografene' y en anuncios publicitarios. Formado en Barcelona, en Asturias dio clases en la UP, fue fotógrafo del FICX, puso ... en marcha el proyecto 'Factoría de Nubes' y colaboró con diferentes medios hasta que hizo el petate. «He combinado mi trabajo como fotógrafo dentro del ámbito publicitario con diversos trabajos de supervivencia. Actualmente estoy mas orientado a redes sociales, y también imparto cursos y seminarios sobre fotografía móvil», dice.
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No se aburre. El pasado año trabajó en producción de contenido digital para el teatro municipal de la región de Trøndelag, también para el teatro Det Nye Teateret y para los premios escénicos Heddaprisen. Igualmente dio clases en un módulo de formación profesional y colaboró en la producción fotográfica del libro 'Pelucas, tacones y liberación. Historia de la escena drag en Noruega'.
Solo le falta la luz. «Siendo asturiano no es un reto adaptarse a este clima duro». Pero, al mal tiempo, buena casa: «Soy hogareño y me gusta recibir amigos en casa, hacer unos frixuelos, una fabada, paella... Ahora también se puede comprar sidra asturiana y vasca, quesu Cabrales y muchas otras cosas que alivian, acortan la distancia. En definitiva, el frío lo llevo bien, aunque echo de menos una reunión a la española o una folixa, una fiesta prau, todo eso que no es fácil de meter en la maleta y todo lo que es estrictamente humano e identitario».
Su peripecia profesional, artística y vital es dispar. Al poco de llegar y tras dejar su empleo como asistente de un estudio de fotografía de producto, trabajó dos años en una guardería. Fue duro, pero enriquecedor: «Ahí estábamos a la intemperie la mayor parte del tiempo y hasta a menos 12 grados. Lo absurdo era verme a mí ahí, contando niños con una sensación de cansancio físico permanente por estar expuesto a bajas temperaturas». Pero todo lo pasado fue clave en su integración. «La confianza de sus padres, tanto noruegos como inmigrantes, es muy importante para crear un vínculo con la cultura noruega. Y todo esto no es más que parte del modelo integrador del país que te acoge. Viniésemos de donde viniésemos, ahí nos encontramos muchos inmigrantes de todas las nacionalidades cuidando de una nueva generación de niños que serán el futuro de Noruega».
Una razón de peso para vivir en un país que no es comparable en el plano laboral con España. «Las diferencias son tan grandes que la realidad española a mí me resulta francamente vergonzoso mencionarla». Su percepción de sobre el futuro laboral de España es extremadamente pesimista. Hace falta empleo de calidad: «La apuesta por reforzar el sistema laboral y productivo tiene que ser infinitamente mayor».
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Dice que volvería a Asturias por amor o por trabajo. Sostiene que «en la distancia» es «mucho más que un paraíso», y apunta a también que es tiempo «de reinventarla, rediseñarla» para mirar a un futuro mejor. «Tiene que ser industria, arte y trabajo».
La distancia es también clave para que la pandemia en Noruega se viva de otra forma. «La configuración social es diferente y parece que esto es un factor diferenciador. La densidad de población, la planificación de las ciudades como las viviendas y el entorno natural, el modelo familiar. Esto creo que funciona como una barrera no impuesta que reduce los contagios».
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