ANA RANERA
GIJÓN.
Domingo, 12 de junio 2022, 01:28
El año 2012 fue un año de cambios para Alejandro López (Oviedo, 1984). El martes 13 de agosto de aquel curso, este abogado decidió marcharse de Asturias, en busca de las oportunidades laborales que nuestra tierra le negaba. «Estuve mucho tiempo trabajando en España, pero, ... con la crisis económica, se acabó y, después de unos meses buscándome la vida por mi cuenta, mi hermano me animó a que viniera a Londres y le hice caso», recuerda.
Publicidad
Un avión llevó a este ovetense hacia esa nueva vida, en la que le tocó adaptarse a una ciudad que, al principio, le parecía «inmensa», rememora. «Nunca había vivido en un sitio tan grande, pero, al fin y al cabo, ahora todos somos ciudadanos del mundo. Lo que realmente fue un obstáculo fue llegar a un país con un sistema jurídico totalmente distinto al nuestro», admite.
Por eso, los ocho primeros meses fueron duros. «Dormí en un sofá-cama y trabajé haciendo de todo: fui camarero y hasta dj en una final de la Champions», se ríe. «Luego, ya empecé a trabajar en una oficina y aquí me encontré con una ventaja: se puede ascender muy rápido».
La parte negativa de esta década en Reino Unido es que «socializar con británicos es muy difícil», según reconoce. «Son personas muy reservadas. Los primeros amigos que hice fueron los del trabajo, pero esta ciudad es muy estacional, así que la gente se va marchando y cada año es distinto», explica. «Te tienes que estar reciclando constantemente».
Él, sin embargo, no se plantea mudarse, de momento. «Porque me casé con una portuguesa y sería injusto que ella viniera a España o que yo me fuera a Portugal», señala.
Y, además, Alejandro juega con ventaja, porque, desde hace cuatro meses, ya es ciudadano inglés. «Soy astur-bretón y eso hace que el 'Brexit' no me afecte», celebra.
Publicidad
Tampoco le afecta demasiado la distancia con su casa porque tiene a su hermano viviendo a «cuarenta y cinco minutos en metro», indica. Y no es el único miembro de su familia que está cerca, ya que, desde hace poco, también es tío. «Eso hace que estemos el uno para el otro y el otro para el uno», festeja. «Igualmente, echo muchísimo de menos al resto de mi familia y a mis amigos».
Y también extraña los precios de la vivienda de Asturias, porque, «en el centro de Londres, una casa victoriana de uno o de dos dormitorios te puede costar más de un millón de libras».
No es lo único sumamente costoso, porque allí los supermercados «son caros y no tienen la frescura de los españoles», apunta. «No hay la variedad de productos a la que nosotros estamos acostumbrados. Aquí tienen cuatro cosas, cogen una y se van», cuenta sorprendido. Y, con esas, es fácil entender la emoción que le supondrá aterrizar en Asturias el 6 de julio para disfrutar de unas vacaciones de familia y gastronomía.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.