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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Sábado, 14 de diciembre 2019, 10:58
Llegó a Ciudad de México para quedarse un buen día de noviembre de 2013. Y no habían pasado 24 horas cuando conoció a María, la que desde el año 2015 es su mujer y la madre de Roberta, su hija de cuatro años. Sergio ... Méndez Fernández (Cerredo, 1978), ingeniero de Minas formado en la Universidad de Oviedo después de hacer el bachillerato en el internado de la Universidad Laboral de Gijón, trabajó en Galicia para una empresa de explosivos y a continuación se fue a Madrid para unirse al grupo Hammond en 2008. Ya entre los años 2012 y 2013 comenzó a hacer incursiones en suelo azteca pero solo de forma temporal. Cuando finalizaba 2013 se estableció allí con esa empresa y hace dos años se incorporó como director comercial de la ingeniera Sener para México y Centroamérica.
Tiene Sergio una frase que resume a la perfección la relación que mantiene con el país de acogida: «Suelo decir que de México me iría todos los días y a México regresaría todos los días». Está dicho todo. Porque este hombre que vive en Las Lomas, al ladito justo de Polanco, sabe lo que es disfrutar de un país hermoso y lo que es sufrir sus múltiples peligros. «Mi suegra vive en Cuernavaca y hace como unos cinco años estábamos comiendo y me pusieron una pistola en la cabeza, me robaron el coche, la cartera, el móvil... Afortunadamente se quedó ahí». Y se quedó también en la cabeza durante un tiempo, en el que el día día se acompaña de la paranoia y el miedo, de mirar a izquierda y a derecha. E incluso en su barrio residencial, poblado de embajadas, ha sido testigo de las temidas balaceras.
Dicho lo cual, mejor centrarse en lo bueno. Que es muchísimo. Empezando por aquel día en que en un restaurante se encontró con María y siguiendo por las buenas experiencias profesionales y el gran nivel de los proyectos en los que está inmerso. Y que más allá de la calidad de vida, está «la cantidad de vida», que en su caso es robusta. «Tenemos una actividad social muy potente», relata, sin olvidar que aunque su trabajo está en México ha de viajar con cierta frecuencia a EE UU. «México está emplazado en el mejor lugar del mundo, tiene EE UU por arriba, toda América Latina por debajo y Europa y Asia a doce horas», resume.
La vida laboral es diferente. Y requiere una cierta adaptación. «La lengua española es tan rica que muchas veces no nos entendemos, pero eso se resuelve fácil, solo tienes que aceptar que tienes que cambiar ciertas cosas, hablar más despacio, cambiar el tono, para ellos el nuestro es 'súper golpeado'», relata. No niega que a veces los tiempos le desesperan, pero está feliz, aunque las añoranzas abundan. «Yo regresaría a Gijón todos los días, es increíble la calidad de vida que hay en ese tipo de ciudades, en las que puedes salir de casa y ponerte a caminar para hacer cualquier cosa». Se echa en falta lo más básico, esa cotidianidad de la calle, de la familia. «Pero afortunadamente cada tres meses estoy allí, de hecho cuando se aproxima el tercer mes mi mujer me dice: '¿Qué pasa? ¿ya necesitas salir de aquí?». O sea: tiene que irse de México para volver a México, su destino vital al menos los próximos cuatro años. Sener tiene en marcha un plan estratégico que finalizará en 2022 y hasta entonces no hay billete de vuelta. Después querría regresar a España, pero sin dejar de lado México. El plan perfecto sería vivir a caballo entre los dos países.
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