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ANA RANERA
GIJÓN.
Domingo, 31 de enero 2021, 02:09
Aquellos seis meses para estudiar inglés ya se están haciendo largos. Brezo Navas (Grado, 1976) llegó a Londres hace ya veintiún años, al acabar la carrera, para mejorar su nivel del idioma, crecer lejos de casa y descubrir nuevos lugares y culturas diferentes. ... Empezó su andadura allí de veinteañera, «como todos, trabajando en lo que podía» y chapurreando sus primeras palabras que, con el paso de los meses, dejaron de ser vacilantes y se fueron haciendo firmes, decididas, precisas. «En un año ya me vi que dominaba la lengua», recuerda.
Después de esos inicios «de noches sin dormir» y muchas aventuras, llegó la hora de tomar una decisión, tal vez, la más importante de su vida: volver o establecerse. Se quedó con la segunda y no se arrepiente. «No quiero volver a España porque las condiciones en las que vivo aquí son infinitamente mejores, aunque la calidad de vida de nuestro país sea muy superior», explica. «Me quedé por las oportunidades. El trabajo no me falta y me pagan bien», apunta.
Además, al llevar tanto tiempo instalada en Reino Unido, el 'Brexit' -dice- no le supone ningún problema. «Yo tengo el pasaporte español que me da todos los derechos de ser europea y tengo el documento que me permite vivir y trabajar aquí siempre que quiera». Aunque le da mucha pena pensar en todos los jóvenes españoles que no van a poder correr la misma suerte que tuvo ella. «Es triste que no vayan a poder venir a aprender inglés una temporada», considera.
Pese a que ve con muy buenos ojos la capital británica, Brezo sabe que algún día se comprará el billete de vuelta, aunque aún le falten muchos años. «A no ser que la vida me lleve a otro sitio, regresaré a Asturias cuando me jubile», dice. Porque, por mucho que ya lleve más años en Londres que en Grau, ella solo se siente en casa cuando está en la localidad moscona. «Me fui de allí a los dieciocho años para ir a la Universidad y, aún así, considero que ese es mi lugar, donde está mi gente», afirma.
Su principal motivo para tanta añoranza: el sol. «Aunque haga frío, tú en Asturias ves el sol. Aquí, sin embargo, pasas mucho tiempo sin un solo rayo», explica. Otra de las cosas que también echa de menos son las cafeterías y la forma en que en España las vivimos. «La cultura que aquí tienen de pubs nunca me llamó la atención. Por eso extraño el tomarme un café o un vermú en una terraza». Aparte de eso, le encantaría que en Londres las distancias fueran algo más cortas. «Para ver a una amiga, tardas una hora y media. Por eso la gente es mucho más independiente. Eso puede llegar a hacer la vida muy solitaria».
Igualmente, ella en Reino Unido se siente muy cerca de Asturias. «Estás en una hora y media, ya no es lo que era hace veinte años», añade con ganas de salvar esa distancia y volver a verse paseando por su Grau, por su casa.
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