Fernando Alonso en una foto tomada cerca del pueblo de Guarda. E. C.
Asturianos en la diáspora

«No hay países más eficientes que otros»

El arquitecto Fernando Alonso trabaja desde 2013 en Basilea en el prestigioso estudio Herzog & de Meuron

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Sábado, 29 de febrero 2020, 04:10

Fernando Alonso Tuero (Nava, 1984) tiene un carrerón impresionante que le ha llevado a uno de los grandes estudios de arquitectura del mundo. Licenciado por la Escuela Técnica Superior de La Coruña en 2011 previo paso por el Politécnico de Milán, su ... proyecto fin de carrera fue galardonado entre los 20 mejores por XI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. Trabajó además con Patricia Urquiola en Milán y, ya licenciado, se trasladó a Brasil, donde aprendió estrategias de urbanismo informal de la mano de Jorge Mario Jáuregui en Río de Janeiro. Hasta que llegó a Herzog & de Meuron, en Basilea. Siempre le había interesado el estudio y apuntó alto. Mandó el currículo, le llamaron para una entrevista y en marzo de 2013 se instaló en Suiza.

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«Me siento muy afortunado. Actualmente soy jefe de Proyecto responsable para la transformación industrial de los edificios históricos de la antigua cervecería Badaevskiy en Moscú. Es un plan muy ambicioso, cuya estrategia principal es elevar las viviendas 35 metros para liberar el suelo y crear un parque público bajo las mismas, conectando los edificios históricos con el río. Se densifica y se mezclan usos, mercado de abastos, gimnasio, piscinas, tiendas de ropa, restaurantes, cervecería, co-working, viviendas y hasta unos baños rusos», afirma. Antes había ejercido, entre otros proyectos, en la Biblioteca Nacional de Israel en Jerusalén, en las oficinas del BBVA en Madrid y en varios edificios para la farmacéutica Roche en Basilea. «Trabajar aquí supone un estímulo constante, no solo del proyecto en sí mismo sino también de aprendizaje con la gente que te rodea».

Está contento en el país de acogida. Y rechaza lugares comunes y el recurso fácil a la Suiza puntual y eficaz. «No hay países más eficientes que otros, simplemente los ocho millones de ciudadanos suizos son muy conscientes de lo que no tienen y han sabido organizarse bien. El sistema creado les permite planificar bien a largo plazo. Esto les ayuda a convivir mejor, a ser más estables. La organización destaca en todas las escalas, no solo en el trabajo», anota. Su reflexión rechaza las imitaciones, no tienen por qué funcionar las mismas fórmulas. «En España, cada ciudadano debería concentrase más en lo que tiene a su alcance. Si cada español es organizado, al final tendremos un país organizado».

No le gusta de los suizos el exceso de pragmatismo y de confort que «limitan el acto creativo». Y cita ejemplos: cuentan con muchos mecenas, pero no con tantos artistas de gran talla como podría ser Picasso. Su conclusión: «Creo que las limitaciones económicas agudizan el ingenio».

La arquitectura es su pasión y como tal la vive mientras siente la distancia física que le separa de Asturias. «Solo miro el futuro como el presente constante. La propia vida te lleva por su propio camino. Regresar a Asturias será posible cuando las razones de volver sean mejores que las de estar fuera». Pero de volver, sería siempre para bien y con un objetivo: «Me gustaría hacer muchas cosas por allí y colaborar a crear una región mejor. Me gustaría ver a Asturias sin ninguna ruina o casa abandonada, con los prados en uso, con los vacíos de la minería transformados en industria contemporánea o con ciudades limpias con más transporte público, bicicletas y monopatines. Es decir, con una visión holística avanzada». Aspira Fernando a una Asturias diferente. «Falta una visión más ambiciosa más allá del turismo. Se debería fomentar más el sector primario y la industria media y pequeña para hacer una transición industrial del carbón al I+D+I».

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