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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Domingo, 13 de junio 2021, 01:03
Alba Giralde González es una ovetense nacida en Madrid en 1993 que habla cinco idiomas, tiene mucho mundo en las espaldas, pero es incapaz de irse a su casa de Escocia sin un par de kilos de fabes en la maleta. Esta graduada en Filología ... Alemana y Francesa que hace cinco años que vive en el Reino Unido acaba de volver a casa con esta sabrosa carga tras un viaje a España para acompañar a su madre en una operación.
A Escocia llegó hace tres años. Primero estuvo en Londres y antes había pasado por Francia y Alemania. «Llegué a Londres, estuve trabajando de recepcionista en varios hoteles, a mi pareja le salió trabajo y nos mudamos a un pueblo cerca de Cambridge, muy bonito pero aburrido para morir. Después me salió trabajo en Chipre, estuve cuatro meses y luego ya volví a Reino Unido». No niega que está encantada. Vive en Greenock, en el fiordo de Clyde, a unos veinte minutos de Glasgow. «Trabajo para una aseguradora americana, en pólizas para expatriados, damos asistencia en varios idiomas», explica. Pero, además, también traduce informes médicos.
Las cosas le van bien, planea boda con Juan, su novio, y hasta tiene casa propia. «Aquí comprar un piso es muy barato. Yo estaba pagando de alquiler 600 libras y ahora pago de hipoteca 200». Merece la pena y, además, el piso tiene vistas a un parque y al fiordo.
Ahora, que los días son eternos, la luz no se va desde las cuatro y media de la mañana hasta las doce de la noche, pero en invierno a las tres y media de la tarde ya de noche. Esos cambios en la iluminación vital no se llevan bien del todo. En invierno, por razones obvias, y ahora en verano, porque no es agradable que los pájaros empiecen a piar a las cuatro de la mañana.
Pero no se queja de la climatología en exceso esta mujer que no soporta los calores madrileños y que adora la vida en Asturias. «A mí los días grises me gustan, todo de lo que se queja la gente de Asturias que quiere marchar para León a mí me gusta». Pero la vuelta a España no es una opción. Entre otras razones, porque se acaba de matricular en la universidad a través de una beca del Gobierno para estudiar ciberseguridad. «Es una ingeniería informática», relata. Pero que nadie se sorprenda. Fue de ciencias en el instituto hasta que en la universidad dio el salto a las letras: «Ahora he vuelto a mis raíces». Es en la Open University, una suerte de UNED británica.
Hay más facilidades para buscarse la vida allí. Encontrar trabajo no es un imposible y, con 28 años, los que ella tiene, la gente ya tiene hijos. «A mí ya me están diciendo que a este paso voy a tener nietos». La conclusión es meridiana: «Las opciones de futuro son mayores en Escocia. En España, la gente de mi edad vive con sus padres y yo, en cambio, me acabo de comprar un piso». No ve España con optimismo. Y por eso se alegra de haberse ido antes del 'Brexit', que ahora todo lo complica. No para ella, que incluso se plantea pedir el próximo año la nacionalidad británica.
No renunciará ni a la española ni dejará de añorar la comida, la juerga y un montón de cosas más, ni dejará de llenar el congelador con el compango de la fabada. «Pero, si lo pongo todo en la balanza, Escocia me compensa».
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