ANA RANERA
GIJÓN.
Domingo, 20 de marzo 2022, 01:46
Tenía dieciocho años Guillermo García (Gijón, 1999) cuando una oportunidad llamó a su puerta y no pudo decir que no. Él, que fue jugador de rugby en el Oviedo y en el Gijón, se vio de pronto con la posibilidad de empezar a jugar en ... la primera división alemana y no pudo rechazarla. «Vine a Heidelberg hace ya cuatro años con la idea de continuar mi carrera deportiva, aprender el idioma y aferrarme a la experiencia que me estaban ofreciendo», cuenta este veinteañero que, durante este tiempo en el país germano, ya ha militado en varios equipos. «Aquí los jugadores son físicamente más potentes y, por eso, los entrenamientos son bastante más exigentes», cuenta. «Tenemos que prepararnos más mental y físicamente para afrontar la liga. Sobre todo, por las condiciones climáticas, que no son las de España», detalla.
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No solo tuvo él que acostumbrarse al frío, también al idioma, aún más gélido en sus sonidos. «Me vine para acá sabiendo solo el inglés de Bachiller, que es muy básico, así que fui aprendiendo sobre la marcha, hablando con la gente», rememora. «Después, me apunté a un curso intensivo de alemán, al que iba cuatro horas los cinco días de la semana, y ahí ya empecé a hablarlo en condiciones», sigue relatando.
Y, ya con el idioma aprendido, su vida mejoró, aunque nada tenga que ver con la que llevaba en España. «La vida social aquí es totalmente diferente. Me levanto todos los días a las cinco de la mañana y empiezo la jornada yendo al gimnasio», cuenta. «Al principio, se me hacía duro, pero, después de cuatro años, ya estoy totalmente acostumbrado», promete.
Además, Guillermo necesita amanecer a esas horas porque le faltan minutos para hacer todo lo que tiene pendiente cada día. «Aparte de estar con el equipo, entreno a niños, trabajo en unos grandes almacenes de productos deportivos y estudio una carrera a distancia», enumera, quitándose méritos. «Si quiero llegar a todo, tengo que organizarme muy bien, todas las semanas las planeo», explica.
Para descansar, a este gijonés solo le quedan los domingos, pero ni siquiera los tiene todos libres. «Si tengo partido fuera de casa y me toca viajar, me quedo sin el fin de semana, pero, cuando haces lo que te gusta, tampoco te importa y no lo sientes como si fuera un trabajo», asegura. Y asegura que tiene tantas ocupaciones porque, en Alemania, «está muy bien visto que los jugadores tengan experiencia laboral y que no solo se dediquen al deporte», afirma.
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Y, pese a tanto trajín, Guillermo se imagina los próximos meses sin cambiar de vida. Le gustaría quedarse más tiempo ganando experiencias. «De momento, mis planes y mis objetivos están aquí», señala, mientras recuerda cómo le ha cambiado las ideas. «A los dos meses de llegar, quería irme porque la cultura era muy diferente y ahora, sin embargo, me quiero quedar», se ríe.
Eso no quita para que, dentro de unas semanas, vuelva con ganas a casa para disfrutar de unos días de vacaciones, aprovechando la Semana Santa. «Según el calendario deportivo, organizo mis viajes. Sí que es verdad que me gustaría ir por Asturias más a menudo, pero no puedo porque tendría que faltar a entrenamientos o a partidos», relata. Eso es impensable, pero ya tendrá tiempo para volver al Principado y disfrutar de lo que ahora anhela.
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