La falta de oportunidades empujó a Alexis Neira (Santa Cruz de Mieres, 1984) a emigrar. Su historia es igual a la de tantos asturianos que, sin quererlo, se vieron abocados a poner tierra e, incluso, mar de por medio con sus raíces para poder salir adelante. Él lo hizo a la desesperada hace cinco meses cuando viajó a Hannover sin siquiera chapurrear un poquito de alemán. «Me fui porque necesitaba trabajar, ya estaba buscando cualquier cosa, entonces vi una oferta en una aplicación para ser conductor de reparto, me presenté y me cogieron», explica.
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Apenas tuvo tiempo para hacer las maletas y despedirse de los suyos: «En una semana ya estaba instalado en Hannover», apunta. Pero los comienzos no fueron fáciles y poco duró en aquel primer empleo. «Nos tenían doce y trece horas diarias y sin contrato. Así que no tenía ni acceso a la seguridad social», asegura. Le tocó sacarse de nuevo las castañas del fuego y, con ayuda de amigos que le fueron dando alojamiento, resistió hasta que encontró una nueva oportunidad. «Ya que había venido, tenía que volver a intentarlo», considera.
Y algo de suerte tuvo porque reconoce que ahora las cosas en Alemania también están peor. «Se nota que hay menos trabajo porque desde noviembre todo está cerrado. Solo permanecen abiertos los comercios de primera necesidad y el 1 de marzo irán abriendo ciertos negocios como las peluquerías». Por eso, él está convencido de que no eligió el mejor momento para emprender una nueva vida en Alemania.
Y ya no solo lo dice por la merma de oportunidades, sino también por la ausencia de vida social. «Solo salgo a pasear y a trabajar», indica. Aunque no tiene queja de la forma de vida en la ciudad germana. «No es de las más guapas, pero tiene muchas zonas verdes, parques y lagos, eso hace que sea bastante agradable. Además, tampoco es muy grande y puedes ir a cualquier parte en bici».
El gran defecto de Hannover lo tiene claro: «Es una llanura», sentencia riéndose. Un problema para un aficionado como él a la escalada. «Lo que más echo de menos es la montaña y a mis compañeros de Mountain and Comedy. Aquí no te encuentras ni una mísera colina», bromea. «Desde siempre me gustó escalar, pero aquí es difícil encontrar un lugar para hacerlo», cuenta. La montaña más cercana le queda a una hora en coche y eso se hace raro para quien estaba acostumbrado a disfrutar de la naturaleza a diario. «En Asturias, sales de trabajar y te puedes ir a dar un paseo por el monte. Aquí solo puede hacerlo los fines de semana», se lamenta.
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Cuando Alexis Neira coja un avión de vuelta a la tierrina, tardará poco en perderse por sus montañas, esas en las que «por ganas» se hubiera quedado. Pero, a veces, la vida nos lleva por senderos que nunca hubiéramos pensado, aunque, tal vez, lleguemos a ellos por algo.
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