ANA RANERA
GIJÓN.
Domingo, 20 de noviembre 2022, 01:19
«Hay veces en la vida que tienes que atreverte», dice con ímpetu en la voz Sara Fumanal Sejas (Oviedo, 1997). Ella llegó a Santiago de Chile en marzo de 2021, con una beca de Asturex y la Fundación Universidad de Oviedo, y ahora anima ... a la gente a lanzarse a su misma aventura y «a no tener miedo a cruzar el charco». Ella quiere que más asturianos se sumen a su experiencia porque «la oportunidad de crecer que te da irte fuera, no la puedes tener en España». Lo tiene muy claro y, aunque reconoce que los comienzos son duros, «con el paso del tiempo, no parece que fueran tan malos».
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Y eso que, según llegó esta ovetense a Chile, le tocó vivir un confinamiento de tres meses. «Fue un desafío aterrizar en esas condiciones», confiesa, antes de prometer que, en cuanto los liberaron: «Me pasé todos los fines de semana recorriendo el país». Y, entre viaje y viaje, descubrió que «Chile tiene de todo: glaciares, desiertos, volcanes... Es una pasada».
Además, su capital, Santiago, tiene mucha vida, sobre todo ahora que se acerca el verano. «La fiesta es parecida a la de España, solo que aquí se bebe más pisco que gin», se ríe, al tiempo que echa en falta otra bebida fundamental de nuestra cultura: el vermú. «Echo mucho de menos ir a tomarlo un viernes».
Allí eso no se estila, tal vez sea por la diferencia de clases que hay a muy pocos kilómetros de distancia. «Coges el metro y te vas veinte minutos hacia el norte o hacia el sur y son dos ciudades diferentes». Aunque ella, como responsable de marketing en el cono sur de Proactivanet, promete que esta brecha social es aún más pronunciada en otros lugares como en Perú y en Bolivia. «Allí me llamó muchísimo la atención la pobreza que había».
Pese a esas circunstancias sociales, el feminismo está muy arraigado en la sociedad. «El día del 8-M me sorprendió un montón la cantidad de gente que había y la manera de vivirlo», cuenta Sara. «Es verdad que yo solo había ido a las manifestaciones de Gijón y de Oviedo, pero me encontré con toda una fiesta para las mujeres», explica. «Siento que en España ese tema se politiza más y aquí, sin embargo, lo viven como una celebración de que estamos juntas en la lucha. Lo hacen desde un ámbito positivo», asegura esta joven a la que le queda «mucha Latinoamérica por conocer».
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Y eso hace que tenga claro que, de momento, Santiago es su lugar en el mundo. «Creo que te tiene que nacer volver. Conozco a gente que, después de unos años aquí, de repente necesitó regresar, pero yo todavía no tengo ese sentimiento», confiesa, al tiempo que desea que «mi madre no lea esto». Pero seguro que lo leerá y la seguirá echando de menos cuando esté allí y en sus viajes por Montevideo, por Lima, por Buenos Aires y por La Paz. Su madre tendrá la pena de la distancia y la alegría de ver que su hija fue «una valiente», como le dijeron todos cuando se lanzó y se fue.
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