«Lovaina es una ciudad de cuento»

Esta avilesina llegó allí para hacer su investigación postdoctoral tras estudiar Bioquímica y hacer un máster en Biomedicina. «Trabajo en la Universidad de Lovaina, en un centro de investigación del cáncer. Buscamos tratamientos para complementar o minimizar el uso de las terapias actuales», aclara. «Queremos encontrar alternativas que ayuden a disminuir las dosis y los efectos secundarios de la quimioterapia», añade.

Un proyecto del que, afortunadamente, puede vivir, gracias a encontrarse por esos lares. «A los investigadores aquí se nos respeta como trabajadores. En Bélgica, te tienen en cuenta, tienes tu horario, tus fines de semana, tus vacaciones y tu vida personal», asegura. Algo que en España pocas veces ocurre en las carreras científicas. «Con una investigación postdoctoral, en nuestro país, tienes contratos de poco tiempo que no te permiten estabilidad. Sin embargo, aquí son hasta de ocho años».

Ese nivel de vida se mantiene con el paso del tiempo. «La mayoría de las familias tienen su casa y su coche como la generación de nuestros padres en España, antes de que todo explotara». Cristina va más allá: «Los postdoctorales tienen un sueldo digno y eso te da para tener tu casa y no tener que estar compartiendo piso a los treinta». Eso hace que muchos se animen a formar una familia. «Es habitual ver parejas jóvenes teniendo niños mientras hacen la tesis».

Pese a todas las ventajas que ofrece Lovaina, con el paso del tiempo, aumentan las ganas de acercarse a las raíces. «Cada vez me tira más la tierra», confiesa. «Me planteo volver a España, pero veo complicado regresar a Asturias», apunta. Aunque para unos días sí que regresará este mismo verano «si todo va bien».

Porque Bélgica le gusta mucho, pero a Cristina le encantaría no tener que pagar ahora en verano «un riñón y medio» por una botella de sidra. «Lo hago con gusto, pero me falta el ambiente de Asturias y la actitud de nuestros paisanos», apunta. Mientras se quede por allí, esta avilesina seguirá siendo la encargada de presumir de nuestra gastronomía entre sus amigos y, cuando vuelva, saldrá de los fogones para disfrutar solo como comensal de todos los sabores asturianos que le recuerdan que este es su hogar.