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A. VILLACORTA
Sábado, 29 de junio 2019, 03:13
Acostumbrado a ser muchas veces «el diferente», Adrián Hortal no lo tuvo nada fácil durante su infancia y su adolescencia, así que cursó la ESO y el Bachillerato a distancia y el pasado septiembre, con apenas veinte años, hizo las maletas para abandonar la casa ... familiar en la localidad maliaya de Quintueles con destino a Londres persiguiendo el sueño de dedicarse a la música con el apoyo incondicional de sus padres.
«Tan incondicional es» -cuenta este joven cuyo nombre artístico es Zaad y al que no le hace demasiada gracia la etiqueta de 'millennial'- «que, como padezco agorafobia y me cuesta meterme en un avión, me llevaron en coche y, con las mismas, volvieron por el eurotúnel». Y otro tanto ocurrió las pasadas Navidades, cuando fueron a buscarle para pasar las fiestas juntos en Villaviciosa.
El otro empujón llegó de la mano del Gobierno británico, que le concedió un préstamo que podrá devolver en cómodos plazos cuando empiece a trabajar y que le permite estudiar un grado centrado en técnica vocal en una institución filial de la Universidad de Sussex. Un centro que, lejos de las enseñanzas clásicas del Conservatorio que empezó a explorar en Asturias, «está especializado en música moderna» y donde le ha ido «sorprendentemente bien» con las notas porque domina el inglés y el francés (su madre es belga). Pero también un lugar en el que ha conocido a gentes de varias nacionalidades, con las que ha conectado tanto que este verano le esperan un montón de viajes, de Grecia a Suecia pasando por Portugal, aprovechando que tiene «alojamiento gratis» y que empieza a superar su miedo a volar.
Es en ese ambiente donde ha encontrado su sitio Adrián, cuyo carácter no va nada con la flema y la frialdad británicas. «No me llevo bien con ningún londinense», bromea.
Lo que sí le ha hechizado de Londres -donde no se ha encontrado «nada de racismo, pero sí los típicos tópicos de la fiesta y la siesta»- es «que nadie te mira, porque hay un montón de personajes marcianos, especialmente en Camden, el barrio más punk», mientras que, cuando vivía en Villaviciosa, estaba acostumbrado a llamar la atención si decidía teñirse el pelo de colores o probaba con algún estilismo diferente. Y, de hecho, le gustaría poder dedicarse de lleno a su pasión, pero no necesariamente delante de los focos. «Me encantaría explorar la faceta de compositor, porque, además, no me interesa la fama por la fama, pero sí toda la música. De Rosalía al reguetón, ¿por qué no? No soy nada purista». Y, si tiene que elegir referentes, escoge sin dudarlo a Sia, la cantante australiana que oculta su rostro tras una peluca.
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