«Es imposible no sentirse a gusto aquí»

«Llegué a Irlanda en 2013 de Londres, donde había sido 'aupair' mientras me sacaba un título de Cambridge», relata sobre el inicio de un periplo que le llevó a trabajar en una tienda de souvenirs y en la industria de los videojuegos antes de incorporarse a Paypal.

Su destino fue y es un buen lugar para encontrar empleo y vivir feliz. «La tasa de desempleo de Irlanda es baja. Al emigrar es posible conseguir trabajo en el mundo de la hostelería o en sectores más especializados con relativa facilidad», relata. Y añade después que, como «la industria tecnológica está en auge», las posibilidades de trabajar en el sector crecen. Esas son algunas ventajas, pero también hay contras en la experiencia dublinesa: «Vivir en Irlanda puede ser más caro que hacerlo en España o en otros países de Europa. Sin embargo, como los empleos están bien remunerados, puedes emigrar sin problema si consigues un trabajo no cualificado o si tienes oportunidad de ejercer tu profesión».

En lo personal, también pintan bien las cosas. «Los irlandeses son muy amables, abiertos y divertidos. ¡Es imposible no sentirse bienvenido y a gusto con sus bromas y ocurrencias!», afirma esta asturiana que no está del todo contenta con el sistema sanitario. «Como muchos otros países europeos, Irlanda tiene un sistema sanitario universal, pero los servicios solo son realmente gratuitos para un 30% de la población», resume.

Hay distancia física pero se acorta por otras razones. Como el paisaje y la climatología. «Es inmensamente parecido a Asturias, lluvioso y húmedo», dice. Hay más atractivos: «Los museos, las playas, los acantilados, los pubs y todo lo que hay que ver en Irlanda conquistan a cualquier viajero», asegura.

Y Dublín, la ciudad en la que vive, más aún. «Es el destino ideal para emigrar a Irlanda, ya que tiene oportunidades de estudio y trabajo muy atractivas. Además, hay un buen ambiente internacional con gente de todo el mundo».

Pero las añoranzas siempre están ahí. La familia, los amigos, la comida, la naturaleza y el mar encabezan el listado de una mujer a la que, de momento, emigrar le ha valido la pena: «Para mí la experiencia ha sido muy positiva, tanto en el plano personal, ya que encontré aquí a mi actual pareja, como en el laboral, debido a las condiciones laborales de las que disfruto», afirma. Y dice después que cree que la mayoría de los asturianos volverían a casa si tuviesen mejores opciones en el trabajo. «Me da la impresión de que cada vez Asturias está perdiendo más fuerza laboral y que no se invierte lo suficiente en mejorar las comunicaciones con las principales capitales europeas o con Madrid y Barcelona», señala. Dicho lo cual, tiene la esperanza de poder volver a Gijón si su empresa le permite teletrabajar. «Aunque, eso sí, mi pareja y yo tenemos pensado invertir en una casa en Irlanda del Norte con el objetivo de tener opciones en un futuro si fuera necesario volver, en el caso de que no encontráramos la estabilidad laboral en Asturias».

Allí se queda de momento. Y desde enero ya casi sin limitaciones por la pandemia. «En comparación con España creo que aquí se vivió la pandemia y las restricciones de una forma más relajada».