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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Sábado, 20 de julio 2019, 02:56
Es joven, pero tiene mucho mundo. Carlos Cachero (Oviedo, 1991) se formó en la Universidad de Oviedo en Administración y Dirección de Empresas y hace ya casi cinco años que cogió el pasaporte para irse lejos. De 2015 a 2018 trabajó en Thyssenkrupp en ... Dubái como responsable de análisis de mercado y ahora se ha establecido en Hong Kong, donde se encarga del análisis estratégico de ventas y desarrollo de mercados para los países de Asia Pacífico en la misma compañía.
«Me fui de España porque consideré interesante y esencial para mi crecimiento adquirir una experiencia laboral internacional», apunta, y añade que puede así conocer culturas y países distintos. Firmó un contrato de un año, pero ya van cinco fuera, y cuando llevaba cuatro en Emiratos pidió el cambio a Hong Kong. «La oportunidad laboral para seguir creciendo era irrechazable», explica, pues de la sede central de Asia Pacífico dependen 20.000 empleados.
No es fácil el reto que asume. En Hong Kong «la gente vive para trabajar» y las jornadas de doce horas son comunes. «Es una sociedad extremadamente competiviva. Desde que empiezan en el colegio, la única manera que tienen de progresar y mejorar es a base de esfuerzo y sacrificio». Y lo advierte Carlos hasta paseando: «Me gusta caminar rápido, pero cuando intentas adelantarlos por la calle cambian de ritmo para que no los superes».
Dicho lo dicho, su día a día laboral discurre entre proyectos en Australia, Corea, India y el Sudeste Asiático. Sus compañeros son de diferentes nacionalidades y la experiencia le está permitiendo aprender y mejorar, así que no se queja. Menos aún lo hace de Hong Kong, la ciudad con más rascacielos del mundo, con más de 200 islas, rodeada de naturaleza, que mezcla tradición y modernidad. «Es la ciudad más excitante e intensa que jamás haya conocido, siempre hay cosas que hacer, tiene vida las 24 horas». Son muchos los pros, pero también los contras, empezando por la distancia que le separa de su casa, 11.000 kilómetros, siguiendo por el prohibitivo precio de la vivienda y terminando por la masificación de las calles. «Yo lo equiparo a que todos los días hay la misma gente que el día de la Cabalgata de Reyes». Dicho de otra forma, la densidad de población de Wan Chai, el distrito donde vive, es algo así como 26 veces mayor que la de Oviedo.
Ha habido problemas en los últimos tiempos en este territorio con moneda, pasaporte, idioma, bandera y parlamento con sus propios partidos políticos que «vive en un régimen de pseudodemocracia». «Estoy viviendo las manifestaciones de manera muy intensa, puesto que todas discurren por delante de mi casa, lo que me impide incluso durante horas poder salir», afirma.
Problemas al margen, la ubicación de Hong Kong y el trabajo le permite conocer todo el entorno. «Desde el pasado diciembre, he visitado 14 países», resume.
Echa en falta a la familia, a los amigos y la comida, pero se siente afortunado. Eso sí, no ve con optimismo la situación económica de Asturias, que va a peor, y sin «expectativa de mejora». Tiene incluso sus propias estadísticas: «Más de un 80% de mis compañeros de carrera han tenido que irse de Asturias en busca de una oportunidad». Así las cosas, volver, al menos a corto y medio plazo, no es una opción. «Quiero aprovechar al máximo las ventajas de estar fuera de mi país».
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