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Carlos Barcia (Gijón, 2001) está cumpliendo su propio sueño americano durante los últimos cuatro años y medio. Este chaval que pasó la infancia y adolescencia entre el colegio Begoña y el instituto del Piles y que estuvo durante doce años en la cantera del Sporting, ... recibió con 18 años la llamada de una agencia que lleva chicos a EE UU y allí acabó jugando al fútbol y estudiando. Primero estuvo en una universidad en West Virginia, durante dos años, y ahora su lugar en el mundo está en Evansville, en Indiana.
Obvio es que en Estados Unidos no se entiende el fúbol como en Europa. «La mayor diferencia es que aquí, como la NBA y como todo, lo tienen como un entrenimiento y en España es más como una forma de vivir, allí la gente se enfada y se pone triste si no gana su equipo y aquí son 90 minutos de diversión, de show». Por mucho que, natualmente, todos quieran ganar, la diferencia se advierte. También nota el futbolista gijonés una evolución grande del fútbol desde que él llegó al país. «Si físicamente siempre estuvieron muy preparados, a nivel táctico ahora se está pareciendo más al europeo», afirma. Entiende que con el Mundial de 2030, que será en EE UU, México y Canadá, se está invirtiendo dinero e interesándose más por su deporte.
Si en lo deportivo hay diferencias, en lo social, también. Y eso para un español no es cuestión baladí: «Si hay algo que me costó de estar aquí estos años es no poder ir a tomar algo, no poder tomar un café en una terraza, salir a dar un paseo por la calle, ellos son muy caseros, no tienen problema en meterse un martes a las tres de la tarde en casa y no salir hasta el día siguiente y el miércoles, igual» relata.
Su vida como jugador de fútbol le ha permitido conocer muchas ciudades por los viajes que conlleva la competición y durante las vacaciones sí que ha tenido ocasión de ir a Nueva York, Chicago, Miami, Orlando. «He viajado mucho por el país y algo que me sorprende enormemente es que, quitando Miami y Nueva York, todas las ciudades se parecen mucho», afirma el joven centrocampista gijonés.
Es un sueño poder estar estudiando becado y jugando al fútbol al tiempo y aprende otro idioma. No sabe, en cambio, cómo de complicadas serían las cosas si su llegada a EE UU, muy organizada y sencilla, hubiera sido distinta. No duda, en cambio, que la familia y los amigos están lejos y esa es siempre la añoranza fundamental. Pero hay otra: «La comida, eso sí que no tiene comparación, en Asturias y en España no es comparable», afirma. La sidra, más de lo mismo, porque además: «Está la cosa más chunga 'pa encontrala'».
La experiencia de estos cuatro años y medio ha sido formidable y un gran aprendizaje, tanto en West Virginia como en Indiana. «Yo llegué con 18 años, era un pelele, no había salido de casa en mi vida y tienes que aprender a vivir tú solo, a cocinar, a limpiarte la casa», reconoce este joven que acaba este año la carrera de Marketing.
No conoce el funcionamiento de la universidad española porque no ha sido su lugar, pero advierte diferencias claras con el sistema americano: «Yo tengo amigos en España que se meten un mes a estudiar para los exámenes finales, y aquí eso no pasa, es más de deberes, proyectos, mucho más práctico», señala. Se valora más la constancia que pegarse una paliza a estudiar.
En diciembre acaba la carrera y le gustaría seguir jugando al fútbol. No es fácil, porque los equipos en EE UU tienen fichas limitadas de extranjeros, así que probablemente le toque volver a España. Luego habrá que mirar opciones para seguir estudiando y jugando al fútbol al máximo nivel que pueda. «Me encantaría quedarme unos meses buscando equipo en EE UU, pero creo que va a ser más fácil en Europa y probablemente es lo que haga».
La distancia no es el olvido. Sigue desde EE UU al Sporting, aunque a veces el cambio de horario no ayude en el empeño. Tiene amigos en el primer equipo y está al tanto de lo que ocurre. Pablo, Gaspi, Guille, Enol Coto, Queipo forman parte de su vida desde las categorías inferiores del Sporting. «Los veo muy bien, me dan muy buena vibra, tampoco me quiero ilusionar en demasía, pero este año yo creo que pinta muy bien, me gustan los planteamientos, que juegan muchos jugadores y veo también a la afición muy enganchada».
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