ANA RANERA
GIJÓN.
Domingo, 3 de septiembre 2023, 01:38
En mayo de 2022, Hari García (Piedras Blancas, 1985) cruzó el charco, junto a su marido, Juan Carlos Bouza, y su hija, Ashley. El objetivo del viaje era que la niña, de siete años entonces, aprendiera inglés «para que el día de mañana pudiera irle mejor» y, a corto plazo, le está yendo tan bien que ahora están dudando si quedarse o volver. «Nuestra idea inicial era venir a Florida para ver qué pasaba, pero la niña está haciendo unos avances asombrosos en la escuela y ya no sabemos qué hacer», se ríe.
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Tienen dudas porque a la peque «le detectaron altas cualidades y están valorando ponerla en clases avanzadas», explica. Dudas de adultos porque la niña, sin embargo, tiene claro cuál quiere que sea su destino y, cuando oye a su madre hablar, lanza un contundente: «¡Yo me quiero ir a España!». Ella tiene ganas como sus padres de empaparse nuevamente de la cultura de nuestro país. «Aquí en Florida es todo completamente diferente, lo de ir de bares y socializar ni siquiera existe», se lamenta García.
El ocio nocturno tampoco entra dentro de sus planes ni tampoco las tapas. «Además, en los restaurantes tienes que tener cuidado porque son muy caros. El precio de las viviendas y de los bares no está proporcionado con los sueldos», explica. A todo eso, hay que sumar que «los círculos son muy cerrados», así que es muy complicado hacer amigos.
«En España, cuando un niño cumple años, invitas a la clase. Pues aquí, si haces un cumple no va nadie», señala sorprendida. «Ellos hacen un plan con sus hijos, pero no tienen el mismo concepto que nosotros».
Por allí, además, hay que tener mucho cuidado con el calor porque «en verano, Florida es un horno», confirma Hari. «Mis padres vinieron a vernos dos meses y no podían salir a la calle», se ríe, mientras un huracán azota la zona. «Ahora mismo acaba de pasar uno. El año pasado vivimos otro que arrasó totalmente un pueblo de la costa, pero a nosotros solo se nos fue la luz», se lamenta. Ese clima extremo tiene su parte positiva cuando llega el invierno. «No utilizamos pantalones largos porque nunca bajamos de los veintitantos grados», celebra. Esa buena temperatura hace que estos amantes de los viajes puedan hacer muchas rutas de senderismo durante todo el año, aunque echando de menos, eso sí, las montañas de Asturias porque, por allí, «es todo muy llano».
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Por delante, tienen ahora «una decisión muy complicada»: elegir entre quedarse o volver. «Nosotros en Piedras Blancas tenemos una furgoneta camperizada, así que no sabemos si irnos para allá con ella, que la echamos mucho de menos, o traérnosla para acá». Hari y Juan Carlos tendrán que darle muchas vueltas a esta idea, aunque Ashley lo tiene claro y ya está deseando «cogerse un avión y pisar suelo español», según cuenta su madre entre risas.
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