Pelayo, Eva e Inés, en Múnich.
Asturianos en la diáspora

«Aquí es más fácil cambiar de trabajo que de casa»

Inés Álvarez y Pelayo García están a punto de cumplir diez años en Alemania, donde nació en 2020 su hija Eva

M. F. Antuña

Gijón

Domingo, 17 de marzo 2024, 01:00

Primero llegó ella, luego él y en 2020, en plena pandemia, nació Eva. Inés Álvarez y Pelayo García, ambos de Gijón, de 41 y 43 años respectivamente, dejaron Asturias hace diez años en busca de oportunidades laborales. Y, de momento, no hay plan de vuelta.

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El viaje se hizo rumbo a Traunstein, en los Alpes, a partir de un proyecto de colaboración con Baviera que permitía la llegada de trabajadores y les daba empleo y formación. Inés, que es tecnóloga de los alimentos, arrancó su periplo bávaro trabajando como panadera y levantándose a las dos de la mañana. Se fue así con ingresos, con ganas de aprender alemán y al poco llegó Pelayo con idéntico fin. En un año ella tenía otro empleo y él, que es diseñador gráfico, ejercía en logística en ese pueblo que han convertido en el suyo propio y al que vuelven siempre que pueden. Pero ya no está allí su hogar.

A los tres años de su llegada a Alemania, Inés encontró empleo en una farmacéutica en lo suyo y se fueron rumbo a Múnich. Ella sigue en la misma empresa y él lleva seis años y medio en una de fontanería. Están, pues, contentos, porque el trabajo allí no falta, sino todo lo contrario. Los problemas son otros: «Aquí es más fácil cambiar de trabajo que de vivienda», cuenta Inés de manera expresiva. Es el encontrar acomodo vital un problema realmente acuciante que a ellos ahora mismo les tiene en un sinvivir porque pronto tendrán que abandonar su casa. Otra dificultad: las plazas para la educación Infantil de su hija Eva, que tampoco son fáciles de conseguir. Eso sí, el sistema que emplean allí con los peques sí les gusta: «Aprenden jugando, no les enseñan ni a leer ni a contar, tienen más libertad», dice Inés.

«Hay mucha flexibilidad laboral, se puede reducir la jornada y si el niño se pone malo, te puedes quedar en casa con él»

Son hándicaps que van solventando en una ciudad donde el empleo nunca es un problema: «Aquí sabes que si no te gusta te cambias, que en el momento en el que te deje de motivar buscas otra cosa y eso te da seguridad». Pero no es solo eso: es la flexibilidad. Ella puede organizarse como quiera en cuanto a horarios y además trabaja cuatro días a la semana. «Oportunidades laborales hay las que quieras, pero es que además está bien pagado, hay flexibilidad, se puede reducir la jornada aunque no tengas hijos y, por ejemplo, si tu niño se pone malo, el padre o la madre se queda en casa con él y le pagan», resume Inés. Hay más ventajas: una mayor valoración laboral y facilidad a la hora de cuadrar las vacaciones. Dicho lo dicho, «encontrar en España trabajo con las mismas condiciones es prácticamente imposible», de modo que, por el momento, no hay ningún plan de viaje de vuelta a España.

Da igual que se añore el mar distante, sobre todo Pelayo que es de bañarse en la playa en verano y en invierno, la vida social española, la familia, los amigos, que Alemania seguirá siendo por el momento su lugar en el mundo. Porque han descubierto que el país tiene unos lagos impresionantes que frecuentan, porque si bien la vida diaria es muy oscura, en verano, en cuanto llega la primavera, la gente se echa a la calle, a los parques, al río y ellos saben disfrutar de todas esas experiencias. «La ciudad es muy guapa, tiene muchísimo verde y nunca nos falta plan», dice ella. Hay otro elemento a favor de Múnich, y es el uso de la bicicleta. Pelayo, a diario, ya llueva o nieve o marque el termómetro 40 grados, se va al trabajo en bici: «Once kilómetros ida y once kilómetros de vuelta», detalla.

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No tienen demasiados amigos alemanes, pero no lo achacan tanto a la sociabilidad de los locales como al momento en el que ellos emigraron, pasados ya los treinta y con pareja. Con veinte, seguramente, la cosa hubiera sido distinta, porque además Múnich es una ciudad muy joven. Pero tienen amigos, también asturianos, y mil cosas que hacer en el tiempo libre. «Estamos en el centro de Europa, el aeropuerto tiene muy buenas conexiones y nos gusta viajar».

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