Andrea Hernández lleva casi un año en Amsterdam.
Asturianos en la diáspora

«Aquí me encuentro más libre y más inspirada»

Andrea Hernández llegó a Ámsterdam hace casi un año: «Lo que más disfruto es de la comunidad artística y la gente chula que he descubierto»

M. F. Antuña

Gijón

Domingo, 7 de enero 2024, 00:49

Andrea Hernández (Gijón, 26 años) aún no ha cumplido un año en Ámsterdam, la ciudad a la que se mudó junto a su novia en busca de calidad de vida en lo laboral y lo creativo. «Quería cambiar de aires y, sobre todo, optar a ... más oportunidades de cara a un futuro y encontrarme en un contexto nuevo, que a mí en lo personal me ayuda a crecer y me inspira un montón», relata esta graduada en Publicidad y Relaciones Públicas en la Complutense, que también se formó en diseño gráfico, su actividad actual además de ilustrar y pintar murales.

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La llegada fue sencilla. La crisis de vivienda que hace complicadísimo encontrar casa la lidiaron con ayuda de una amiga y Andrea enseguida encontró trabajo, aunque no fuera de lo suyo. «En el día a día te manejas perfectamente con el inglés, pero es verdad que en la mayoría de las empresas te piden neerlandés», relata. Y esa asignatura pendiente es también el propósito para 2024: «Para integrarte cien por cien en el país es necesario, más aún si quiero crecer en mi profesión en concreto».

Trabaja mientras llega ese momento en una tienda de ropa, «que también está siendo una experiencia guay», y atiende sus proyectos personales. «Aquí por el mismo trabajo que en España se puede llegar a pagar el doble, lo que me deja más tiempo para dedicarme a mí misma, que es realmente lo que quería al mudarme aquí».

No le encuentra contras a la vida neerlandesa, más allá de los climatológicos. «Lo que más disfruto es de la comunidad artística y la gente tan chula que he ido descubriendo. Siento que aquí llevan mucho tiempo creando espacios para este tipo de actividades y proyectos, y se les da verdadera importancia, tanto política como socialmente», afirma. Hasta para ir de fiesta hay lugares más seguros, en especial para la comunidad LGBTQ+, algo que es importante para ella. En conclusión: «Aquí me siento más libre y más inspirada, y siento que el camino que me queda por recorrer va a ser bonito».

Lo está siendo la experiencia de emigrar, por mucho que sea dura al principio. Ella se sintió pequeña, insegura, tuvo miedo, pero «poco a poco te vas haciendo a la vida», y ahora «ya voy por la calle creyéndome la reina del mambo». Eso sí, las añoranzas siempre están ahí. «Echo de menos tomarme unas sidras con las amigas en la cuesta del Cholo en verano, irme de excursión con mi amiga Sandra y acabar comiendo pipas en un merendero, comer en casa de mis abuelos y hacerles trampas al chinchón, los olores a mar, a prao recién segao y a cucho... Hay una nostalgia asturiana que es inexplicable, toda la que vive fuera lo sabe... Si es que es el mejor lugar del mundo».

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Tiene una idea romántica de Asturias -dice- «y menos mal», añade, porque también es capaz de advertir la parte menos poética de esta tierra: «A veces me da pena pensar en las peores condiciones de vida que tendría si me volviese a España, porque es un país increíble, pero para los jóvenes la cosa está muy difícil, y creo que aún quedan muchas batallas por luchar para que todo el mundo pueda sentirse cómodo y seguro allí», afirma. No es que los Países Bajos sea un mundo perfecto, pero para ella «ha significado una vida mejor».

También es cierto que la distancia hace valorar más a la familia y a todos los amigos que quedaron atrás, hace que cada encuentro sea especial. Dicho esto, volver siempre es una opción, aunque de momento allí se queda, porque aún le falta mucho por vivir. Y como no es de hacer planes a largo plazo, «tendré que esperar a la próxima crisis existencial para ver a dónde voy».

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Pero, ojito, que pensando ya muy a largo plazo sí que tiene un plan perfecto en Gijón: «Siempre me imaginé de mayor siendo una paisanina de las que se van a pegar un baño a San Lorenzo todos los días por la mañana, y a tomar café al Dindurra por la tarde con las amigas y echarnos unas risas». Ella misma advierte por si las moscas: «Ya veremos, ya dije que Asturias lo tengo muy 'romantizao'».

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