Pilar, en Portobello Road. E. C.
Asturianos en la diáspora

«Echo de menos el carácter abierto de los asturianos»

Pilar González Fernández cumple 25 años en Londres. Llegó para uno y ahora da clases de natación a las 'celebrities' de la gran urbe

M. F. ANTUÑA

Domingo, 25 de julio 2021, 01:34

Anda estos días Pilar Fernández González (Gijón, 1969) en Londres a 30 grados y no lo lleva nada bien. Tampoco le agrada ver a sus vecinos disfrutar del día de liberación dándole carpetazo a las restricciones de la covid. «Yo sigo usando la mascarilla, a ... mí la gestión de este gobierno me da la risa, en noviembre otra vez con el negocio cerrado», dice desde la capital británica ya en vísperas de volver a casa, a Gijón, dos años después de la última vez. Su padre es un enfermo de alto riesgo y han querido protegerle al máximo.

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Tiene ganas de ver a los suyos Pilar, una de esos asturianos que un día hicieron el petate rumbo a Londres al grito de «solo para un año» y en su caso ya son 25, con la vida hecha, pero siempre con ganas de volver. De hecho, no descarta regresar con su marido, un actor inglés, en unos años cuando se acerque la jubilación.

Si mira atrás le sorprende lo rápido que ha pasado el tiempo pero si toca hacer balance ninguna duda cabe de que no le ha ido mal. «Yo pasé por Facultad de Químicas, estaba un poco desencantada y decidí venir aInglaterra a aprender inglés por un año». Cumplía los 27 el día el Pilar y el 13 de octubre estaba en Londres, descubriendo una ciudad 'cool' y rebosante de libertad. Otro mundo al que se aproximó de 'au pair'. Luego compartió casa con una amiga y sin darse cuenta se vio casada, con un negocio, con más formación académica y con una vida hecha en Portobello.

Tenía Pilar un elemento en su currículo que le ayudaría a salir para adelante: fue nadadora del Santa Olaya y participó en competiciones internacionales. Y enseñando a nadar y mientras trabajaba también en tiendas, iba asumiendo retos y añadiendo piezas al puzle vital. Hasta que, con ayuda de unos inversiones, pudo abrir su propia piscina para dar clases. Y como la discreción del negocio obliga, no da nombres, pero son muchos los famosos que han recurrido a ella para que enseñe a nadar a sus hijos. El centro ha ido cogiendo prestigio y no le falta clientela. «Es un centro pequeño, entre Portobello y Notting Hill, con piscinas especiales en las que nadas contracorriente».

Pero no se ha quedado ahí. Continuó formándose. Hizo un máster en traducción, estudió Infancia y Juventud, lo que le permite trabajar como mentora, y no se aburre en absoluto. «Inglaterra me ha ofrecido oportunidades laborales de progreso que no habría tenido en Gijón», dice sobre esos 25 años que celebrará en otoño. También le encantan el arte y la cultura y en eso Londres es insuperable. Ella, que durante años mantuvo la ciudadanía española, prevé hacerse pronto con la británica, obligada por el Brexit, y eso que es muy probable que en breve haga el camino de vuelta: «Nos queremos jubilar en España dentro de cinco o seis años». Hay razones: «Londres está muy bien a cierta edad, pero cuando te haces mayor ya no es una ciudad amable».

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Pronto volverá a casa para disfrutar de su verano gijonés. Viene sin billete de vuelta, a expensas de ver cómo evoluciona la pandemia. Y viene con ganas de lo que más añora desde la diáspora: «Echo de menos el carácter asturiano y español, más directo y más abierto».

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