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Atención: la matrícula de su coche americano es «FABES» y la de su mujer, «SIDRINA». David Iglesias Teixeira (La Felguera en 1983) es ingeniero técnico en Informática por la Universidad de Oviedo y, tras algunos años en Asturias, en 2009 se mudó con su novia ... a Madrid y en 2013 dio el salto a Estados Unidos. Primero trabajó en Amazon y en 2019 se incorporó a Google, donde se ocupa de un proyecto de código abierto que permite a cualquier persona hacer sus propias 'apps' para móvil, web y ordenadores de escritorio. Flutter se llama.
La aventura americana comenzó cuando un equipo de reclutadores de Amazon le contactó en 2013. Pasó las pruebas, logró un visado, una amiga le dijo que Seattle «es igual que Asturias,» y se lanzó. «Para que mi novia también pudiera venir, tuvimos que improvisar una boda con un montón de invitados, que hizo las veces de fiesta de despedida». Poco después, llegaron a Seattle.
Y tan contento. Relata que como ingeniero en Informática, el país le da acceso a oportunidades de trabajo que no es fácil encontrar en España. «En general me gusta cómo se trabaja aquí. Lo que me gusta que tienen en común es un proceso de evaluación donde tus compañeros, además de tu supervisor, te dicen qué haces bien y qué puedes hacer para mejorar. Hasta la fecha he recibido sugerencias bastante constructivas, que me han ayudado a seguir aprendiendo y progresar profesionalmente».
No se anima a decir si el sueño americano existe, pero allí se ha hipotecado y en España le parecía algo imposible. Ha echado raíces, y por esa casa corretean sus dos hijos, Nora, de seis años, y Alan, de tres.
El lado malo de la experiencia está en la distancia: «Seattle está bastante lejos de España y todos los familiares y amistades que antes veía frecuentemente ahora se han convertido en grupos de Whatsapp o videollamadas, y hay que empezar a construir otro círculo de amistades de cero», resume.
Pero ama la música en vivo y los conciertos en la ciudad del estado de Washington abundan. «Casi todas las bandas que me gustan hacen una parada aquí en sus giras, y hay un montón de sitios, grandes y pequeños, para ir a conciertos», apunta.
Luego está el deporte. Allí reinan los Seahawks, un equipo de fútbol americano, y en menos medida, los Mariners, de béisbol, y Sounders, de fútbol. Hay más. Hay mucho que viajar y conocer y a David y a su mujer les encanta y no se les hace cuesta arriba hacerlo con niños. «Una de las cosas que hemos hecho con nuestros dos hijos ha sido subirlos a aviones desde que son muy pequeños. Con nuestra hija hemos ido a España, Inglaterra, Islandia y Alemania, y en EE UU, a Oregón y Nevada. Le encanta 'dormir en un hotel'. Nuestro hijo va por un camino similar». Se apuntan a todo. Y hasta se han citado en Las Vegas («Nevada, ¡no Corvera!», aclara David) para ser testigos de una boda oficiada por un tal Elvis.
Tienen pendiente Hawái, Japón y Canadá. Lugares tentadores con lo que paliar esa añoranza eterna de ir a ver al Oviedo al Tartiere. Pero el retorno no parece algo cercano: «Volver a Asturias es una opción, pero no es la única. Mientras tengamos que trabajar y criar a nuestros hijos intentaremos perseguir las mejores oportunidades. Cuando nos podamos retirar, seguro que buscamos una casina cerca de alguna playa». O Tapia o Llanes, esa es la cuestión.
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