Esta temporada David Álvarez (Luarca, 1994) ha estrellado nueve veces el balón contra la red de la portería. Este delantero ha cantado gol casi una decena de veces y lo ha hecho, además, muy lejos de casa, pues ya hace tiempo que le tocó hacer ... las maletas y dejar atrás su Asturias natal. Esa despedida fue después de pasar por varios equipos de nuestra región -el último, el Langreo- y con la firme intención de seguir creciendo sobre el césped. La primera parada de su camino fue el Ibiza, donde jugó dos temporadas y vivió con emoción el ascenso a Segunda División.
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Pero este verano otra vez le tocó alejarse, esta vez para irse al club polaco Wisla Plock, donde estuvo muy pocos meses, ya que en febrero se fue nuevamente, para jugar en el equipo belga de Primera División Kas Eupen, donde aún continúa. «Tanto en Polonia como en Bélgica viven mucho el fútbol», confiesa David, al tiempo que reconoce que, por esos lares, «son más calientes que en España». Eso es mucho decir, así que explica sus motivos: «Vienen al estadio con bengalas y pueden beber alcohol dentro del campo. Eso en nuestro país hace tiempo que está prohibido porque es una bomba», se ríe.
No le falta razón en su afirmación: las cervezas y la pasión se traducen en aficionados que «hacen mucho ruido y se pasan el partido cantando y animando», explica. «Es un ambiente muy chulo», prosigue, antes de confesar que, en ese equipo, todavía no ha encontrado la portería. «Me está costando un poco adaptarme, pero me gustaría quedarme porque tengo contrato de tres años», cuenta. «Mi intención es probar bien esta liga porque todavía he jugado muy poco y quiero empezar de cero el año que viene con este entrenador o con el que venga».
Seguro que David acaba alcanzando el éxito en esa pequeña ciudad que hace frontera con Alemania y que está bastante mejor comunicada que Plock, su anterior residencia. «Aquí tenemos Maastricht, Bruselas, Colonia y Düsseldorf muy cerca», enumera. «Además, tenemos vuelos directos a Asturias desde la capital».
Eso es siempre un punto a favor para cualquier asturiano en la diáspora que se defiende como buenamente puede con el idioma. «Más o menos me apaño con el inglés, pero aquí lo que hablan sobre todo es alemán», se lamenta. Así que, para el año que viene, este luarqués tiene previsto «aprender francés y compatibilizarlo con los entrenamientos».
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Le tocará hacerse con la lengua, antes de volver a Asturias, donde quiere continuar su carrera deportiva. «Me encantaría regresar y jugar en el Oviedo o en el Sporting», dice. Y se justifica: «Ya sé que, siendo asturiano, está mal decir que me da igual uno que otro, pero es que me gustan los dos». Es fácil entenderlo: su Luarca natal está muy lejos de las rivalidades, allí están todos a una para que los equipos asturianos vuelvan a Primera División.
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