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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Domingo, 7 de agosto 2022, 00:46
De Asturias a Madrid y de Madrid a Valparaíso, en Chile. Lucía García González (Gijón, 1998) estudia Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid, pero este curso su mundo está al otro lado del charco. «Debería de haber llegado en agosto de 2021 pero, debido al covid y a que Chile tenía las fronteras cerradas, no conseguí llegar hasta el 16 de febrero», relata sobre su traslado a la Universidad Técnica Federico Santa María de Valparaíso. «Es bastante similar a España, aunque las clases suelen ser más reducidas en cuanto al número de personas, lo que facilita más la relación entre profesor y alumno, mejorando así el aprendizaje de la asignatura», anota. Y añade un dato crucial: «Lo que más cambia son los tiempos a lo largo del semestre, que son contrarios a España, ya que el verano aquí es de diciembre a febrero. También la cantidad de materia. Aquí se da de forma mas relajada».
También es diferente la vida, aunque los chilenos hacen fácil el proceso de adaptación. «Son súper acogedores y enseguida te ayudan en todo lo que pueden», señala Lucía, quien asegura que para ella no fue difícil hacerse al lugar: «Pero sí que al principio necesitas unos días de adaptación, ya que toda tu vida cambia y cada día es diferente en cuanto a planes». Pero el esfuerzo merece la pena. Vivir un año fuera, en otra cultura, no tiene precio. «Creo que es una experiencia que ojalá todo el mundo pudiese tener. Me siento muy afortunada por ello y le diría a aquellos que la tengan que no se lo piensen y la aprovechen al máximo», anota.
No es Chile cualquier lugar. Es un país maravilloso para conocer en su extenso territorio de norte a sur. «Todavía no me he ido, pero sé que quiero volver», afirma Lucía, que se ha quedado sin conocer la Patagonia, porque la visita ha de hacerse en sus meses de verano. «Pero he podido visitar muchos otros lugares como el desierto de Atacama, que me pareció impresionante», afirma. Advierte diferencias a la hora de moverse: «En Europa, tenemos la suerte de poder viajar a muchos sitios, ya que está todo relativamente cerca y a veces muy barato. Sin embargo, aquí las distancias son muy grandes». Pero a ella y a sus amigos se les han hecho cortas e incluso han podido visitar países como Argentina, Bolivia y Perú.
Pero siempre hay cosas que no están. Sobre todo, gentes que faltan y sabores que se añoran en el plato. Aunque siempre hay consuelos. Por ejemplo, Chiloé, un pequeño archiélago que visitó y que a sus amigos les recordó Asturias. Claro que en el verano las añoranzas son más: «Lo que más echo de menos es a mis padres, mi hermana, mis güelitas, que tengo muchas ganas de verlas, unas buenas fiestas de prao con mis amigas y las playas».
Por cierto que en Chile, país que siempre ha sido muy estricto en el control de covid y que estuvo dos años con las fronteras cerradas, aún siguen vigentes las mascarillas y los controles de temperatura. «Pero en breve irán quitando las restricciones», confía la estudiante asturiana.
Cuando acabe el curso allí, regresará a Madrid para hacer el máster y ver qué le deparará el futuro a partir de entonces. Ella tiene la mente abierta: «No me cierro a nada y menos en estos tiempos... Me encantaría irme a vivir unos meses fuera».
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