«Con el Brexit todo ha subido de precio»

Su periplo laboral y vital durante estos nueve años ha sido amplio. A su llegada dio clases de español y piano, pero el marketing se cruzó en su camino e hizo un máster que la ha llevado a trabajar en ese mundo, primero en una pequeña agencia, luego en otra de tamaño medio especializada en marketing en España y Latinoamérica, más tarde como freelance, hasta llegar a su último trabajo, centrado en lo que al comportamiento del consumidor se refiere. Ahora acaba de finalizar su contrato y espera tener pronto trabajo de nuevo, porque en Gran Bretaña las cosas son bien diferentes que en España en ese aspecto. «Es verdad que es difícil estar sin trabajo si quieres trabajar, pero era más fácil antes, ahora está más complicado, hay cada vez menos empleo, sobre todo si es para oficina, dependiendo del sector». Ha advertido la gijonesa un empeoramiento de la situación y apunta algunas razones: «Quizá haya influido la pandemia, la guerra, porque sí hay más trabajo que en España, pero ya no están las cosas como estaban», concluye. Eso sí, es posible aún trabajar en empleos de forma más puntual, a tiempo parcial, lo que también facilita la vida. Más de lo mismo en lo que a la flexibilidad laboral se refiere y en el hecho de que mejorar en lo laboral es fácil si se hacen méritos. «Hay oportunidades para progresar, avanzar a nivel profesional, hacer más dinero, mientras que en España es más estático», anota.

Ella vive en un barrio de Londres, una urbe fascinante y vibrante, con mil cosas que hacer y disfrutar. «Londres es una ciudad grande, con muchas oportunidades, hay muchos musicales, conciertos para todos los gustos, hay mogollón de cosas que hacer», resume.

Pero por muy apabullante que sea la vida cultural de la capital británica, siempre hay añoranzas imposibles de mitigar. «Lo que más echo de menos es la vida de estar más en la calle, también el mar, y fíjate que echo de menos las persianas un montón, porque aquí no hay y la luz se mete por los ojos por la mañana», afirma. La terracita, el sol y, por supuesto, la familia siempre son una carencia que aplacan los vuelos baratos: «Ayudan mucho, ya no estás tan lejos de casa, pero yo tampoco voy tanto a Asturias, dos o tres veces al año, porque no son muy fan de volar, aunque tengo que reconocer que cuando voy, volver me cuesta, estoy con nostalgia una semana».

Pero la pregunta sobre si querría o no volver a Asturias queda en el aire. «No soy capaz de responder, muchas veces siento que no sé si me veo aquí realmente toda la vida, pero también me digo que volver ahora ya no tiene sentido. Hace un año pensé 'tengo 35 años, igual ya tengo que asentarme un poco', me mudé y en cuanto llegué a España me di cuenta de que echaba de menos Londres, sentía que me había forzado a irme».

Se siente inmersa en una cierta confusión, en no saberse de aquí o de allá o de ninguna parte. «Sabía que era difícil decidir irte a otro país, empezar de cero y buscarte la vida, y lo fue, pero no sabía que después marcharse era casi tan difícil o más».

Ella dispone ya de pasaporte británico, de modo que tiene los mismos derechos que un nacional, pero no niega que el Brexit ha supuesto un cambio en su escenario vital. «Sí que veo que ha afectado, hay menos europeos en Londres que cuando llegué, ahora hay más gente rica de China y otros países, y también veo que los precios han subido, lo que se importa es más caro y se nota en el mercado.

Lo que no le quita el sueño a Luisa es la siempre revuelta familia real británica. «No es que no me interese, estoy absorta en otras cosas», concluye esta enamorada de Asturias que sigue mirando a su tierra de una forma entrañable, cálida. «Es un sitio muy bonito, pero lo que veo es que hay menos oportunidades, hay menos gente joven y muchos se tienen que ir».