«Atenas es un precioso caos»

La griega es también su cultura. Ha pasado la vida veraneando en Kavala, de modo que conoce bien el país de su padre, al que ahora ha decidido emigrar sola.

«Grecia y España se parecen mucho más de lo que se piensa. Aunque Grecia tenga una visión más tradicional en ciertos aspectos, la cercanía y el calor de la gente, el hablar alto, sus valores familiares, son increíblemente parecidos», señala. Y añade otra coincidencia: «La comida tanto en Asturias como en Roma como en Kavala es para chuparse los dedos».

Vivió en Gijón hasta los trece años, después se fue un año a Roma, regresó a Asturias, volvió a Italia y el último año, el de la pandemia, lo ha pasado aquí. En Roma inició estudios de Marketing y, tras el año sabático casi obligado por el virus y la confusión, decidió tomar otro rumbo e ir a estudiar Ciencias Ambientales y Administración de Empresas en el American College of Greece.

«Es increíble, es una pasada de universidad, tengo un campus enorme, el personal y los estudiantes son fantásticos, te ayudan con todo», explica. Los tres próximos años su plan es quedarse allí y comenzar a moverse para trabajar en el ámbito del medio ambiente, no tanto desde las organizaciones no gubernamentales como desde las instituciones. Ese es su objetivo y, aprovechando que habla los tres idiomas, encontrar en el futuro trabajo en el área del Mediterráneo entre España, Italia y Grecia. «Me va a dar muchas oportunidades estar aquí, vine porque es una de las universidades más conocidas por la sostenibilidad y el medio ambiente», relata Iró.

De momento, está feliz en Atenas. Y la capital griega tiene sus pros y sus contras: «Atenas es muy bonito pero bastante caótico, es como Roma, un precioso caos». Está contenta con la experiencia que está viviendo y relajada en lo que a la pandemia se refiere. «Aquí todo el mundo está vacunado, la gente se lo toma bastante en serio, no puedes entrar en ningún sitio sino llevas el pasaporte covid, lo piden siempre», cuenta. Y es que además allí -explica- la vacunación ha tenido importantes incentivos para los jóvenes: 150 euros en un bono para viajes, museos o libros, para cultura en general, se han llevado a cambio del pinchazo.