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A. VILLACORTA
GIJÓN.
Sábado, 26 de octubre 2019, 04:46
La mayoría de edad, esos dieciocho años con los que los adolescentes del mundo sueñan para poder hacer lo que les venga en gana -bendita inocencia-, fue el punto de inflexión para la gijonesa Rosa Martínez. Porque, con esa edad, decidió irse a ... Nueva York para aprender inglés y, a su vuelta a Asturias, ya tuvo claro que quería dedicarse a la enseñanza de idiomas.
Dicho y hecho: estudió Magisterio y Filología Inglesa en la Universidad de Oviedo, con varias estancias en Reino Unido y Estados Unidos. Entre ellas, la de estudiante Erasmus en la Universidad de Sheffield.
Tan clara tenía Rosa su vocación que allá por 1994 empezó a trabajar como profesora de la lengua de Shakespeare en diferentes centros educativos asturianos. Por ejemplo, coordinando el proyecto bilingüe en el colegio público Atalía, de Gijón, donde también fue jefa de estudios.
Hasta que, hace seis años, consiguió una plaza en Londres gracias al programa de profesorado adscrito al exterior que convoca el Gobierno español. Concretamente, en el Instituto Español Vicente Cañada Blanch, donde trabajó como profesora de español y terminó su período como jefa de estudios. Uno de los colegios que el Ministerio de Educación tiene en distintas ciudades del mundo especialmente dirigidos a hijos de familias españolas que están residiendo allí o a descendientes de españoles.
Y, una vez terminada su labor allí, está a punto de embarcarse en un nuevo proyecto: «Trabajaré en centros de enseñanza inglesa donde mi función consistirá en desarrollar el currículo de español, formar al profesorado e impartir clases».
Pero en esta aventura que comenzó hace seis años Rosa Martínez no estuvo sola, sino muy bien acompañada por sus dos hijos: «Me atraía la idea de trabajar en un centro en el exterior y también para que ellos tuviesen la oportunidad de vivir y estudiar en otro sistema educativo, conocer otras culturas y aprender otras lenguas. Así que me trasladé con ellos, que, por aquel entonces, tenían once y trece años, mientras que mi marido se quedó en Gijón por motivos de trabajo, aunque nos visita siempre que puede».
No hay obstáculos para esta mujer tenaz y decidida que ya tiene a uno estudiando en la universidad y al otro, a punto de entrar: «Cuando sales de tu zona de confort, siempre hay momentos duros y pequeñas complicaciones, que, una vez superadas, te hacen más fuerte».
Y, además, encuentra que «Londreses un lugar fascinante en el que se puede encontrar todo lo que te interese». En su caso, durante la semana se dedica a trabajar y hacer vida familiar, mientras que los fines de semana aprovecha para empaparse «de todas las actividades culturales que ofrece: visitas a museos, teatro, ópera, ballet, musicales... Y, cuando el tiempo lo permite, me encanta pasear por cualquiera de los parques de la ciudad o, simplemente, por sus calles».
Es precisamente -cuenta Rosa- la oferta cultural una de las grandes bazas de la capital británica, junto con el anonimato, mientras que lo que menos le gusta es «la falta de luz y el frío del invierno», además de que «Londres es una ciudad frenética en la que todo el mundo parece tener prisa para ir o regresar de su trabajo o de su colegio, especialmente durante los días de semana». Aunque incluso para eso tiene la gijonesa Rosa Martínez el antídoto perfecto: yoga, una de sus grandes pasiones.
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