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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Sábado, 28 de diciembre 2019, 01:16
Tania Díaz Pandal (1990) siempre ha sido inquieta. A los 16 años tuvo su primer trabajo y desde entonces no ha parado. La hostelería ha sido un lugar preferente para esta chica que también estudia Psicología y que desde 2016 vive en Escocia, ... donde trabaja como supervisora en una cafetería y 'co host' en una casa de Airbnb.
Llegó a Escocia por un cúmulo de casualidades. «Hacía unos cuantos años que quería salir a la aventura fuera de España y no me atrevía a dar el salto. Un buen día, mi prima Vanesa me regaló un viaje a Edimburgo. De aquella no tenía ni idea de dónde estaba, pero allá que nos fuimos. Y me fascinó», relata. No lo esperaba, porque ni siquiera se había molestado en saber algo más antes del viaje. Pero aunque en ese momento no decidió quedarse, sí contrató una agencia para encontrar trabajo en Gran Bretaña. Podía haberle tocado Inglaterra, Gales o Escocia: «¡Y por suerte para mí, me toco Escocia!».
Laboralmente hablando solo ha trabajado en la hostelería. Y las comparaciones con España son mucho más que odiosas: «Las condiciones laborales son mucho mejores. Empecé trabajando de camarera en un hotel de cuatro estrellas, y en ese mismo hotel me dieron la oportunidad de llevar la sección de pastelería, que siempre fue uno de mis hobbies. Disfruté mucho ese tiempo», explica. Lo que peor lleva de su experiencia 'british': «Seguir perdiéndome algunos matices de conversaciones por el idioma».
La vida social y personal se le hace más tediosa que la profesional a esta joven gijonesa. «Vivo en un pueblo de 5.000 habitantes, Crieff, y como bien se sabe, aquí todo cierra muy pronto», introduce. Y continúa hablando del proceso de adaptación: «Me costó muchísimo adaptarme al horario de comidas, eso de comer a las 11 de la mañana se hace difícil» (risas). Otro asunto conflictivo es el de la luz: «Ahora en invierno anochece sobre las cuatro de la tarde y da la impresion de que no hay nada que hacer. Lo mejor de este lugar es que hay mucha gente de fuera que viene a trabajar al hotel del pueblo, donde yo empecé, y he hecho amigos por todo el mundo». De modo que ya tiene excusa para viajar por los países de origen de todos ellos. Pero también añora el suyo: «Echo de menos la sidrina y todo el ambiente que ello conlleva, lo fácil que es ir a dar una vueltina con amigos y familia», afirma.
La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea ha llegado y Tania lo ve así de claro: «Lo del Brexit parece una broma pesada. Me iré pronto del Reino Unido y lo único que temo es que si en un futuro quiero volver el tema burocrático sea una pesadilla. Espero que no».
No se queja demasiado de la escasez de vuelos con Asturias. No le importa tener que acudir a Santander si es menester. «No creo que haga falta un aeropuerto en cada comunidad autónoma si existen buenas conexiones de autobuses y trenes», apunta.
El plan de futuro es que no hay plan, más allá de seguir su periplo por el mundo. «Algo que me ha enseñado el viajar es que los planes casi nunca se me arreglan. De momento, me voy con mi pareja unos meses a conocer Asia, en septiembre cuando me vaya de aquí y después, ya veremos qué nos tiene preparado el mundo».
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