«Europa está cada vez más loca»

Aunque, a decir verdad, la convenció la primera vez que la vio en escena. Ahí supo que la guaja que había criado entre bambalinas estaba predestinada, que no había nada que hacer, y que, además, se había convertido en toda una actriz. «A por ello», concedió Marisa.

Pero, por si acaso, como buena madre, siguió insistiendo, erre que erre, con lo de los estudios. Así que ahí ven a la Andrea Holland de hoy, graduada en la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias e intentando terminar el grado en Estudios Ingleses. El «por si acaso» vienen mal dadas.

Mucho se tendría que torcer la cosa, porque, a sus escasos 25 años, la última de la saga de los Vallejo ya atesora una carrera que incluye un Erasmus en Oporto y unas prácticas que, poco más tarde, la llevaron a Londres, donde vive desde hace un año tras pasarse otro recorriendo España en furgoneta con la compañía teatral Moving On, al más puro estilo de 'La Barraca', y fundirse luego todo lo que había ganado recorriendo Europa.

Ahora, asentada en la capital británica para quedarse, ha encontrado sus raíces paternas en «la ciudad de los teatros y el arte, un lugar multicultural en el que todo el mundo es de fuera», en el que huye «de lo turístico para descubrir la vida de los barrios» y en el que tampoco le faltan buenos amigos. Algunos, asturianos.

Y, sobre todo, un sitio en el que «siempre están pasando cosas». Cosas que la hacen «flipar» como que, por ejemplo, la seleccionasen para una residencia de la aclamada compañía británica de teatro físico Gecko. «Solo nos cogieron a catorce actores y yo era la más pequeña. No daba crédito. Pensaba: '¡Ay, madre! ¿Pero qué hago yo aquí?».

Y lo que hace lo resume Andrea Holland en tres palabras: «Aprender, aprender, aprender». Por eso también va a clases de mimo, además de impartir clases de lo suyo y trabajar en una compañía de teatro infantil y animación, participar en vídeos o investigar en el teatro de inmersión, que ahora está tan de moda. «Esto ye un no parar», resume riéndose con ganas.

Un ritmo frenético que, aunque a veces eche de menos «la mar de Gijón y poder quedar a tomar unas cañinas sin tener que planearlo con un mes de antelación», la hace muy feliz. Y, además, se le nota.

Así que, en la balanza de lo negativo, solo coloca «que en Londres todo ye muy caro. Sobre todo el transporte». Y, claro, «el rollo del 'Brexit'».

«El problema fue que se hizo sin informar a la gente. Y, claro, pasó lo que pasó, aunque muchos se están arrepintiendo de haber querido salir de la UE», resume «una situación muy loca. Bueno, en realidad, Europa está cada vez más loca. Solo hay que ver el auge de la extrema derecha».

Por eso, no se salta unas elecciones y ha votado por correo: «No hay que perder la esperanza». Y, con esa visión del mundo, no extraña que lo que más le atraiga de esta profesión a Andrea Holland Vallejo sea «el teatro social. Por ejemplo, me encanta actuar pa nenos. Nada de famoseo. De hecho, si puedo, lo evito». Si acaso, solo para fijarse en «actrizazas como Meryl Streep, Carmen Maura, Carmen Machi» o su propia madre y reclamar «más papeles para mujeres en el cine, sobre todo a partir de cierta edad, y menos mansplaining».