Pablo Sánchez Vega. E. C.
Asturianos en la diáspora

«Aquí las clases son muy participativas»

El lavianés Pablo Sánchez Vega estudia en Pennsylvania: «El concepto de universidad es muy diferente al de España»

M. F. Antuña

Gijón

Domingo, 10 de abril 2022, 13:49

Pablo Sánchez Vega (Laviana, 2000) es estudiante de Administración y Dirección de empresas en la Universidad de Oviedo y árbitro de baloncesto y este año ha trasladado su residencia a Pennsylvania. Le ofrecieron una beca y no se lo pensó mucho. «Después de un largo ... proceso, la universidad americana me aceptó y a principios de enero comencé esta aventura», relata. Vive en la zona central de este estado del noroeste de EE UU, a dos horas de Pitssburg y a cuatro de Filadelfia.

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La vida ahora es nueva, distinta y, por tanto, sorprendente: «El concepto de universidad es muy diferente al que yo conocía en España», afirma, y subraya que casi todos los estudiantes viven en el campus, de modo que la vida social está servida en cenas, excursiones y mil actividades. «Hay mucha más convivencia y hago mucha más vida universitaria de la que hacía en Asturias», resume. En lo académico, también está contento: «El nivel y la forma de impartir las clases me parecen muy buenos. Suelen ser clases con pocos estudiantes, muy participativas, en las que se fomentan el pensamiento crítico y la preparación de los alumnos de cara a la salida al mercado laboral», subraya.

Dicho lo dicho, no para de aprender. «El hecho de estudiar y convivir con personas de los cinco continentes me está enriqueciendo mucho». Máxime cuando es el único español de la universidad. Pero siempre hay añoranzas: «Cada vez que viajo a otro país, valoro más la calidad de vida que tenemos en España», afirma. Se vive bien en la península y hace menos frío que allí, donde las temperaturas son bajas, tanto que ha llegado a estar a menos 20 grados. «Ahora con 15 grados casi que tengo hasta calor», bromea. Hay otro calor que también se añora: «Echo de menos muches coses, estar lejos de la familia y de los amigos a veces se puede hacer duro, pero gracies a les redes sociales se lleva mejor. Tengo muches ganes de velos a todos, de tomar unes botelles de sidra con los amigos y de les fiestes de práu esti verano, que después de dos años hay ganes».

La vida es más cara y los salarios son más altos, pero está el hándicap de la atención médica, con precios de tres mil dólares por un traslado en ambulancia. «Desde la Universidad nos recomendaron que, de tener una urgencia, mejor no llamar a la ambulancia. Es en esos momentos cuando me siento orgulloso de nuestros servicios públicos», confiesa.

Presume de asturiano y la bandera de Asturias preside su habitación. Pero pronto estará de vuelta: «Mi etapa en EE UU finalizará en junio. Volveré a Asturias para continuar con mis estudios aunque no descarto volver en un futuro o irme a otro país», asegura este joven que dice no percibir gran interés entre los estudiantes estadounidenses sobre lo que está pasando en Ucrania. «Supongo que lo ven como algo muy lejano». La percepción desde nuestro país, piensa, es otra: «A los españoles nos resulta más cercano y nos afectan más las consecuencias tanto humanas como económicas de la invasión», dice. Él está al tanto de lo ocurre por aquí: «Me emocioné viendo los vídeos de la llegada de los refugiados ucranianos a Asturias».

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Igualmente percibe menos miedo al covid en EE UU que en España, y allí, en general, la gente está mucho más relajada. «Por un lado, fuera del campus universitario la gente no usa mascarilla ni en espacios interiores ni exteriores. Tengo que reconocer que al principio me sentía incómodo. Recuerdo la primera vez que entré en un supermercado y nadie la usaba, ni los trabajadores, y eso me impactó».

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