La capital maliaya volvió a convertirse ayer, de mano de la magia del teatro, en la que fuera la primera corte del entonces príncipe de Gante, recibido en Villaviciosa con honores de rey, como Carlos I, y futuro emperador. Aquel sábado de 1517, un 19 ... de septiembre, el joven Carlos recalaba en Villaviciosa, después de que la tormenta acabara llevando a sus naves –cuarenta naos con 7.000 personas a bordo– hasta Tazones. Nada había allí que pudiera alojar a tan insigne comitiva, que puso rumbo a la Casa de los Hevia, donde les habían dicho que podrían darles acomodo. Y así la localidad de Villaviciosa acabó convirtiéndose en la primera corte del futuro emperador. Desde La Villa, Su Majestad, como ya se le trató al darle honores de rey, incluso dictó edictos antes de poner rumbo a Valladolid, donde juraría su cargo como monarca. Cuatro noches pernoctó en Villaviciosa, un acontecimiento que en el concejo recrean cada año y que atrae a cientos de personas, que se adentran en los primeros días de Carlos I de España y V de Alemania, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en territorio español.
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Guiados por Laurent Vital, ayuda de cámara del príncipe de Gante y cronista de aquel viaje a bordo del 'Engelen', los asistentes a las visitas guiadas a la Casa de los Hevia retroceden a aquellos días. Vital tira de humor y recurre a 'confidencias' para ir hilando una reconstrucción de unas jornadas que dieron inicio a una etapa que lo cambió todo. De mano, la vida de quienes le dieron alojamiento.
A la Casa de los Hevia, hoy reconvertida en biblioteca municipal, le concedieron el derecho de asilo; cualquier fugado de la justicia podía refugiarse allí y no sería detenido. Y a esta familia se le dio permiso para incorporar el águila imperial en su escudo y a formar vasallaje. Incluso la corona legitimó al hijo natural del dueño de la casa, Rodrigo de Hevia, chantre (jefe de coro) de la Catedral de Oviedo y por tanto clérigo.
Historias que ayer Vital desgranaba ante un público entregado, que pudo conocer por boca de doña Leonor, la hermana del monarca, sus cuitas amorosas. Obligada a abandonar a su amor y a embarcar rumbo a España para después casarse con el rey de Portugal Manuel I. Dos veces viuda –más tarde también fue reina de Francia– acabó retirada en el monasterio de Yuste, junto a su hermano. Un Carlos I que ayer se sorprendía al salir de su alcoba en la Casa de los Hevia y ver a un nutrido grupo de personas vestidas de extraña manera y a las que decidió ignorar mientras seguía con sus preparativos para recibir a las autoridades locales de Villaviciosa.
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En el exterior, sus súbditos disfrutaban de un animado mercado y, sobre todo, de infinidad de juegos tradicionales colocados junto a la Casa de los Hevia. Miembros de su corte se distraían escuchando a los juglares que animaron las calles.
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