Carlos Pascual Álvarez afronta el que asegura será su último mandato al frente de la cooperativa de aguas de Castiello de la Marina. Acaba de ser reelegido para el puesto y enlaza ya quince años como líder de este colectivo. Además, tiene 76 años y ... está convencido de que ha llegado el momento de ceder el testigo. Pero es consciente de las dificultades para encontrar ese relevo. De ahí que su objetivo, y el del resto del equipo para este mandato, sea «terminar la red» de abastecimiento para que sea «la mejor del concejo». «Vamos a dejarla perfecta, aumentándola y mejorando lo que ya ahí», sostiene.
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Para ello contará con su equipo, también habitual al frente de esta cooperativa de Villaviciosa. Evaristo Olinto Villaverde, Maximimo García, Alfredo Villazón, Luis Benito Llera y Alberto Álvarez de la Roz forman parte de esta directiva que afronta el reto marcado por Carlos Pascual Álvarez.
De momento, las perspectivas en cuanto al estado de la red son positivas. «La calidad del agua es buen», sentencia, al tiempo que destaca que prestan servicio a unas cuatrocientas personas, a las que llega el agua del manantial del Cañéu. Agua por la que «no tienen que pagar nada», recuerda.
De ahí la importancia de encontrar a un equipo que quiera coger el testigo. «No se sabe valorar lo que tenemos, de doce meses que tiene el año, unos diez tenemos nuestra agua, que no nos cuesta nada; es gratis», remarca.
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Y es que el presidente de esta cooperativa considera que en unos cuantos años el agua será «como el aceite», en alusión a que costará mucho y cada vez será más escaso. «Es necesario un relevo generacional», remarca.
La entidad cuenta con un presupuestos que ronda los 25.000 euros al año, dinero con el que han ido diseñando una red que da servicio a Castiello y que salvo incidencias ocasionales funciona sin mayor problema. La cooperativa funciona en estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Villaviciosa y, de hecho, destacan la colaboración del alcalde, Alejandro Vega, con ellos. En ese sentido, aprovechan, por ejemplo, las obras que se van haciendo en caminos y carreteras para ir añadiendo tuberías nuevas, para cuando se vayan a necesitar. Así reducen costes y agilizan el proceso.
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Ahora mismo, están pendientes de instalar una electrobomba que tiene como misión eliminar la turbidez del agua. Pero están a la espera de que se les garantice que funciona de manera correcta. «Nos tienen que dar garantías por su alto coste», dice el presidente de la cooperativa. La electrobomba, que cuesta unos 10.000 euros, serviría para detectar y eliminar de manera automática el agua que pudiera estar turbia y dar entrada en ese momento a la de Cadasa. «Es lo que hacemos ahora, pero lo hacemos de forma manual», explica Carlos Pascual Álvarez, que incide en que son muy ocasionales las veces en las que esto sucede. Esa turbidez se puede originar, explica, por una avería o por el arreglo de una posible incidencia.
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