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En noviembre se cumplirán trece años desde que el Gobierno del Principado tomara la decisión de prohibir el marisqueo en la ría de Villaviciosa debido a la contaminación y la elevada presencia de la bacteria E.coli en sus aguas. Años en los que se ... ha trabajado para reducir esa contaminación y devolver al estuario a unas condiciones aptas para las almejas, navajas y llámpares. En hacer que sea bacteria vaya desapareciendo y favorecer que la ría vuelva a estar libre de contaminación.
Y los datos constatan que, aunque aún no se han alcanzado los índices que permitan recuperar el marisqueo, sí se han logrado avances. Entre 2010 y 2011, los análisis de las muestras en moluscos recogidas en el estuario maliayo registraron un incremento de la presencia de E.coli que llegó a más de 4.600 ufc a finales del año en el que se cerró al marisqueo. Para el consumo humano directo, en la zona de recolección no se puede superar los 230 ufc. Así lo reflejan los datos emitidos por las administraciones y recogidos por el colectivo Protejamos nuestra ría. Unas cifras que dibujan una curva con altibajos, pero con tendencia al alza y siempre muy lejos de la zona de seguridad, llegando en 2019 a un pico en torno a las 20.000 ufc de E.coli. A partir de ese registro, el más alto de la serie, la presencia de esta bacteria empieza a remitir, abriendo incluso una ventana al optimismo a principios de este mismo año, cuando la bacteria entró en la zona en la que estaría libre de peligros. Pero poco duró esta situación, dado que en febrero se marcó otro hito negativo en cuanto a la presencia de E.coli en los moluscos, acercándose a un elevado 18.000 ufc. Marzo, abril y mayo se vivió con fluctuaciones, con subidas y bajadas, aunque siempre lejos de la zona segura. Para finalizar este muestreo con los datos de junio, cuando se registra una presencia de E.coli cifrada en algo más de 1.500 ufc; lejos aún del objetivo, pero trece veces menor que el que motivó el cierre del estuario.
Los datos relativos a la calidad y contaminación de las aguas muestran una evolución más favorable, a tenor de los datos recopilados desde 2012 a 2023, descartándose los valores más altos para hacer una media aritmética lo más ajustada a la realidad. Hay que matizar que los moluscos son como esponjas, en el sentido de que filtran y retienen todo lo que está a su alrededor y después lo van expulsando muy lentamente, de ahí que sus índices de contenido bacteriano sean tan superiores a los de las aguas.
Volviendo a las aguas, en las zonas del Serida, Salín y Calieru, los análisis dejarían la calidad de las aguas dentro de la franja de suficiente. Sólo la de la Barquera daría insuficiente, aunque por muy poco. La zona del Serida se acerca incluso a la catalogación de excelente. Siempre teniendo en cuenta que no resulta posible ni en este ni en casos similares eliminar toda la contaminación, de ahí que los objetivos sean mantenerla en los índices que marca la norma, tanto en moluscos como en las aguas.
Ayuntamiento de Villaviciosa y diferentes colectivos, como Protejamos nuestra ría, vienen pidiendo soluciones a estos problemas de contaminación desde que se detectaron. Este último grupo apunta que una elevada parte de los contaminantes microbiológicos procede de las fugas (vertidos, y alivios) del sistema de conducción de las aguas residuales de Villaviciosa. Al menos así lo entiende este colectivo a tenor de todos los datos que se tienen de la situación de la ría. No en vano, los mayores números de bacterias suelen coincidir con vertidos directos.
Recuerda Protejamos nuestra ría que la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Rodiles sigue vertiendo a la mar, «sin tratamiento aparente». Motivo por el que se insiste en que reclamar que se implanten sistemas de desinfección en esta EDAR. En concreto, un sistema de UV (ultravioleta), que eliminaría la mayoría de las bacterias E.coli. Sin olvidar el que es uno de sus campos de batalla: frenar la destrucción de los porreos, los terrenos ganados a la ría hace más de 150 años. «La entrada y salida de agua procedente de las mareas puede estar aportando, entre otras cosas, cantidades importantes de microorganismos procedentes de orígenes fecales no humanos».
La contaminación que, sostiene este grupo, están produciendo estas inundaciones, debido a los arrastres de espumas, tierra, fango, turbiedad y sólidos en flotación es evidente. En todo caso, Protejamos nuestra ría insiste en la necesidad de un programa de evaluación continuado, dado que, aunque a veces se dan registros bajos de E.coli, se disparan en el siguiente análisis.
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