Ana Rodríguez
LUGONES.
Lunes, 1 de abril 2024, 02:00
Han pasado poco más de dos meses desde la activación de dos radares de control de velocidad, establecido el límite en treinta kilómetros por hora, en el centro urbano de Lugones, que van rotando por siete cajas diferentes ubicadas en lugares como la avenida de ... Les Bellotines –que fue desactivado ante su intensa actividad aunque volverá a funcionar– y la calle Conde Santa Bárbara. A mediados de marzo, las multas ascendían a 15.164, una cifra que llamó la atención y provocó malestar entre los conductores. La mayoría de conductores sancionados conducen a una velocidad de entre 48 y 50 kilómetros por hora y menos del 1% supera los 70.
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Desde su colocación, ese malestar ha ido creciendo en parte de esta localidad sierense y los radares han dividido a los vecinos ya que algunos los consideran efectivos para evitar accidentes mientras que otros los consideran «abusivos». Este es el caso de Basilio Fernández, que tiene que pasar obligatoriamente, y casi a diario, delante de una de las cajas para poder llegar a su garaje. «Hay que andar con mucho cuidado», explica este vecino, que indica que, en su opinión «es un poco abusivo». «Creo que no es necesario». Considera que «hay otras cosas que se pueden hacer para conseguir que la gente reduzca la velocidad» y pone de ejemplo los badenes, «que son más efectivos porque tienes que parar a la fuerza para no fastidiar también la amortiguación del coche». Con los radares, sostiene, «no se consigue nada más que enfadar a los ciudadanos».
El grupo de amigos de Lorenzo Bueno, Enrique Alonso, Florentino Espina y Valentín Blanco también está dividido por los radares. Uno de ellos tiene un coche de 36 años «que está perfecto» y puede conducirlo sin problema por el casco urbano de la localidad. Sin embargo, asegura que «no puede ir a 30 porque va a saltos». Es por ello que parte del grupo se posiciona en contra de que el límite de velocidad sea tan bajo y también de que exista un radar para controlarlo y sancionarlo. Por contra, el resto del grupo cree que «si ponen que hay que ir a 30, se va a 30 y si ponen a 50 hay que ir a 50», por lo que creen que, independientemente de dónde esté el límite, «será por algo» y hay que respetarlo. Es por eso que se muestran de acuerdo con esta nueva medida y no entienden «por qué si pone esa velocidad, la gente va a 70 u 80».
Carmina Cueto, vecina de Gijón que acude todos los días a Lugones a trabajar, también considera que los radares «están bien puestos». Según opina esta gijonesa, «hay mucho peligro en la zona urbana porque se puede escapar un niño o un perro y la gente va a unas velocidades tremendas. Puede haber una desgracia». Es por este motivo que ve el límite de velocidad en 30 kilómetros por hora como «estupendo» y se muestra favorable a los radares «porque si no multan, la gente no se lo toma en serio».
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El alcalde de Siero, el socialista Ángel García, defiende que el radar «es la única solución para que la gente respete los límites que vienen impuestos por ley», pero se ha mostrado sorprendido con la cantidad de multas que han impuesto unos radares que 'saltan' cuando detectan un vehículo que circula a 46 kilómetros por hora. Se llegó a desactivar el radar de Les Bellotines, el que más multaba de los radares de Lugones, aunque el Ayuntamiento ya ha avanzado que volverá a entrar en funcionamiento.
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