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No están en contra del proyecto propiamente dicho, pero sí de la ubicación elegida para el mismo. Los vecinos de Santolaya de Cabranes rechazan que la zona conocida como El Gorgoyu, muy próxima a la plaza del Emigrante, sea el lugar en el que se ... lleve a cabo un proyecto piloto de compostaje comunitario, impulsado por Cogersa y el Ayuntamiento de Cabranes.
Centran sus críticas en esta última administración, dado que considera que el equipo de gobierno debería haberles consultado sobre la ubicación. O al menos tener en cuenta dónde se iba a ubicar. Le parece a la junta vecinal de esta localidad que un espacio como El Gorgoyu no es el más idóneo. «Es un centro neurálgico de la localidad, muy representativo. Ahí se desarrollan las principales actividades del pueblo, como los festivales y romerías» y, además, el Tenderete, un mercadillo mensual. Es asimismo zona de paso y de distribución del tráfico, recuerdan.
De ahí que no terminen de entender cómo se ha elegido esta ubicación para ese proyecto piloto, dado que además la iniciativa incluye una batería de contenedores de grandes dimensiones de basura selectiva.
«Los vecinos no nos oponemos a estas instalaciones, pero no estamos conformes con el emplazamiento», inciden al tiempo que recuerdan que Cogersa «exigía el beneplácito de los vecinos para comenzar este proyecto». Así las cosas, la junta vecinal había convocado inicialmente una protesta para ayer por la mañana, que finalmente desconvocó por falta de permisos. No obstante, una veintena de vecinos se dio cita «de forma espontánea» a las ocho de la mañana en las inmediaciones de la plaza del Emigrante para mostrar su malestar por lo que está sucediendo.
La junta vecinal sostiene que desde el primer momento le trasladó su rechazo a la ubicación elegida al alcalde del concejo, pero que sus planteamientos no fueron atendidos. Le reclaman que «escuche sus peticiones». Ayer mismo, tras la improvisada protesta, miembros de la junta vecinal se reunieron con integrantes de la Corporación municipal, entre los que encontraba el alcalde, «sin llegar a ningún acuerdo».
El proyecto de esta iniciativa prevé una serie de compostadoras, entre cuatro y seis, de un metro cúbico cada una, donde los vecinos «depositarían residuos de cocina o vegetales además de una batería de contenedores soterrados». La junta vecinal teme, además, que se generen «malos olores, insectos y suciedad alrededor de esta zona, que es el centro neurálgico y más representativo del pueblo». También advierte la junta vecinal de que si la situación no se revierte, convocará movilizaciones y protestas.
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