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Los investigadores y técnicos judiciales encargados de clarificar el suceso ocurrido el jueves al mediodía en un edificio del barrio de Los Niserinos, en Grado, ... continuaban este viernes recabando pruebas y testimonios. En el incidente se vieron implicados dos menores que resultaron heridos: un niño de trece años que se precipitó por el balcón del tercer piso, del que quedó suspendido unos segundos, según el testimonio de un trabajador que estaba en la zona, y una amiga de catorce años, que presentaba cortes en la cabeza de una posible agresión. En la villa moscona preocupa el estado del menor, que continúa ingresado en la UCI pediátrica del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, en «estado muy grave».
Una amiga de la familia confirmó que «durante la noche anterior sufrió una parada cardiorrespiratoria y que esta mañana volvió a repetirse, pero han podido reanimarlo. Tenemos esperanza porque es fuerte». La noticia positiva es que la niña de catorce años recibió el alta hospitalaria tras curársele las heridas, que, en principio, «no eran graves».
Ella es una de las claves para aclarar qué pasó en el domicilio entre los dos amigos. La primera versión que contó a sus vecinos del primer piso, cuando les pidió ayuda, era que «habían discutido y que su amigo la agredió con un cuchillo en la cabeza, por donde estaba sangrando». En ese mismo momento, en el que relataba a sus vecinos la discusión, se escuchó en la calle un fuerte estruendo: era su amigo, que se había precipitado a la calle. Los vecinos bajaron de inmediato, pero el niño estaba inmóvil. «Fue tremendo», recuerdan.
Delila, de origen saharaui, es la mujer a quien la madre del niño herido había encargado cuidar a sus hijos. «Somos como hermanas. Se tuvo que ir al consulado a Bilbao a buscar unos papeles. El chico llevó a sus dos hermanos pequeños al colegio y después habló con ella por videoconferencia. Estaba a la puerta de la casa, y le dijo que iba a ir a clase, pero debió de volver a entrar», relataba.
En el piso estaba la otra menor, cuya madre acompañó en el viaje a Bilbao a la otra progenitora para que no fuese sola. «Los niños son amigos y no sabíamos que hubiese ningún tipo de conflicto entre ellos. Ahora nos dicen que el niño gritó que se quería tirar, pero es extraño», explican compañeros del instituto, muy extrañados por lo ocurrido.
Lo que ocurrió en el inmueble es, por el momento, una incógnita. Esta mujer indicó que el niño tiene una mano rota de jugar al fútbol y la tiene escayolada. «No entiendo lo que pasó», repetía angustiada.
I. L., la madre del niño herido, a la que, según sus allegados, «le cuesta dejar de llorar», estuvo en su piso de Grado recogiendo ropa y haciéndose cargo de sus otros dos hijos menores, tratando de normalizar la situación. También estuvo con la Guardia Civil para conocer cómo avanza la investigación y para aclarar el motivo por el que no había ningún adulto en el momento del suceso.
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