La celebración de las fiestas de Santa Isabel, en Lugones, vivieron ayer su momento más especial, con la misa cantada en la iglesia de San Félix y una procesiónlrededor de la parroquia. El mal tiempo, con lluvia intermitente, hizo que surgieran los apaños en el ... último momento, pero no pudo con la ilusión de uno de sus actos más simbólicos: la bendición de una embarazada.
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Conmemorando la visita que la Virgen María hizo a su prima, Santa Isabel, cuando estaba encinta, la iglesia de San Félix –hogar de ambas imágenes– recrea la bendición y, cada año, una joven y futura madre participa. Ayer, la langreana Sara Laredo fue la seleccionada el mismo día del evento, pues la que en un principio iba a participar dio a luz durante la noche anterior. Ayer, Laredo salía de cuentas, así que la pequeña Alejandra, según dijo, «no tardará mucho en llegar». Como devota y madre primeriza, entiende como algo «muy importante» que su hija esté «relacionada con la Iglesia». Así, subrayó poco antes de la misa, «qué mejor manera que venir para que la Virgen la bendiga aún en mi vientre».
Para los parroquianos, como Eloína Fernández, es también un acto importante. En su opinión, tras muchos años acudiendo a la misa por Santa Isabel, «es un recuerdo especial que se llevan las madres y un momento bonito para las familias».
En su homilía, el párroco Joaquín Serrano dedicó «estos días de fiesta y buen deseo» a las madres y pidió vivir «el presente y el mañana como un regalo». Además, dio las gracias a la Asociación de Festejos de Lugones, a quienes les pidió «paciencia y ánimo en su trabajo». Además, les trasladó que podrán «contar con la parroquia siempre».
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Tras la misa, la procesión del Encuentro entre la Virgen y Santa Isabel cambió de recorrido en el último momento por el mal tiempo. Así, las tallas de ambas, portadas por la Agrupación Folklórica La Sidrina, salieron rápido del templo –con la esperanza vecinal de que «no lloviera fuerte una vez fuera»–, celebrando la bendición en la calle Antonio Machado.
El ramu se trasladó después al Café Bulevar, donde, en vez de sortearse como cada años, se fue vendiendo «rosco a rosco, acompañado de una botella de vino».
Edita Reguera, presidenta del grupo La Sidrina –responsable del ramu» en estos festejos– destacó que había «volado todo» entre los vecinos. Una de ellos, Dulce Alonso, fue de las últimas en llevarse un bollu. No se podía fallar, dijo, «por Santa Isabel siempre se coge».
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