Llanera homenajea a Marino Martínez, superviviente del campo de Mauthausen

La piedra de la memoria, que ya forma parte del adoquinado de la avenida Prudencio González, es un Stolpersteine. Este tipo de placas comenzó a instalarse en los años noventa, cuando el artista alemán Gunter Demnig inició este proyecto particular para recordar a las víctimas del nazismo.

En el caso de Marino, la suya es «una historia que se debe recordar», señalaron sus hijos, Marino e Yves, llegados directamente desde Toulouse. Su padre nació en San Cucao y fue detenido en junio de 1940 en la ciudad francesa de Angulema. Fue uno de los pasajeros del 'convoy de los 927', un tren de refugiados españoles que fue conducido desde dicha ciudad hasta el campo de Mauthausen.

Republicano, obtuvo la condición de exiliado político cuando terminó la guerra y vivió el resto de su vida en Francia, aunque «sin olvidar sus raíces asturianas», se destacó durante la ceremonia.

Marino, como prisionero 90354 del campo, representa la lucha «social y democrática», según destacó Collado, y hay que «darle voz». «Es importante recordar porque nuestra historia se basa en el dolor, el sufrimiento y la tragedia de muchas personas que acabaron en estos campos de concentración. Al menos, Marino tuvo la suerte de ser liberado», subrayó.

El Principado, añadió, completará la legislatura con la colocación de casi 200 adoquines para recordar a las víctimas asturianas del Holocausto.