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La Guardia Civil custodia la cabeza en la glorieta de Soto de Ribera. DAMIÁN ARIENZA

Dos machetazos antes de ser decapitado a las puertas de una casa en la que pidió auxilio

El parricida, que dio negativo en alcohol y drogas, persiguió a su padre durante veinte metros en Ribera de Arriba, mientras la víctima pedía ayuda desesperadamente

Olaya Suárez

Gijón

Martes, 9 de abril 2024, 10:27

A Pablo en Ribera de Arriba lo tenían por un eremita. Por un hombre dedicado a leer, a caminar por el monte, a sentarse a meditar y a cultivar su mundo interior. Infranqueable. Nunca dio un problema. Nunca tuvo una palabra más alta que otra ... con ningún vecino. Tampoco con su familia ni con sus compañeros de la empresa láctea cercana en la que trabajaba por temporadas. Pero su aparente rutina impertubable y sosegada saltó por los aires la noche del lunes. Y con ella la de su padre y la de todo un concejo, consternado por una violencia inusitada que sembró el terror y dejó conmocionados a sus vecinos.

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