El caso de las citas sexuales de Noreña, ¿realidad o trampa para cazar a un edil?

Pendientes de que el Ayuntamiento de Noreña lleve a cabo la investigación -la alcaldesa ya ha dado la orden de que se inicie- que determine la veracidad o no del caso del concejal Pelayo Suárez, bajo sospecha de haber realizado decenas de llamadas a números de teléfonos de citas, se manejan dos posibilidades. Una que realmente este hasta ahora concejal -ya presentó su dimisión el jueves- hiciera esas llamadas con un teléfono corporativo, el que le correspondía por su cargo de edil. Otra, como defiende el propio concejal, que todo sea una trampa. Una maniobra enmarcada en la campaña de acoso y desprestigio que aseguró a EL COMERCIO el mismo miércoles, día en el que se conoció toda esta situción de las presuntas citas, sufre desde hace años.

En la documentación remitida, desde un correo anónimo, se adjunta una factura en la que aparecen las llamadas hechas desde el número del teléfono de Pelayo Suárez a quince supuestos números de contactos sexuales. Son más de cuarenta llamadas, aunque también hay que puntualizar que la duración de las mismas, salvo un par de excepciones, no supera el minuto ni de lejos. Es más, muchas de ellas duran décimas de segundo.

El hasta el jueves edil de Independientes por Noreña se remite a esa escasa duración de las llamadas para defender su tesis: es una maniobra para desacreditarlo. «Al devolver llamadas que no había podido atender, nadie contestaba», decía Pelayo Suárez.

En el registro de llamadas que analizarán técnicos del Ayuntamiento de Noreña para aclarar este asunto figuran varias de una décima de duración y otras cuantas de tres décimas. También hay bastantes que rozan el medio minuto. Y muy poquitas que superan el minuto. Sólo hay una en la que la llamada se prolongó algo más, en concreto tres minutos y catorce segundos.

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