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A media tarde, el prau de la Sobatiella ya estaba en pleno apogeo. FOTOS: JOSÉ SIMAL

El Carmín más azul brilló como nunca

Miles de pañuelos volvieron a tomar el prau de la Sobatiella bajo un imponente cielo despejado

Marcos Francos

Martes, 23 de julio 2024, 02:00

El azul fue el protagonista absoluto en Pola de Siero. En el cielo y en la tierra. A falta de medies, que el calor desaconsejaba, nadie perdió la oportunidad de lucir el tradicional pañuelo bajo un cielo absolutamente despejado y un sol de justicia dispuesto a tostar sin piedad a los presentes. Cierto es que Asturias tiene, si no para aburrir –eso nunca–, fiestas de prau para exportar. Son muchas y variadas y cada parroquia defiende la suya como la más prestosa. Pero es el Carmín, ayer volvió a demostrarlo, la romería por antonomasia, la más popular, la que arrastra a miles de jóvenes en autobuses llenos por la geografía asturiana. La que aúna el ambiente familiar, la gaita, el tambor, la tortilla y el culín de sidra con la verbena. Y, en algunas zonas, con los destilados y la música urbana.

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Ayer, primer lunes después de El Carmen, la folixa comenzó con los grupos folclóricos dejándose ver a lo largo de la mañana y el mediodía por las calles y terrazas de la Pola. Como una promesa, una anticipación de lo que estaba por llegar. Los primeros en llegar al prau lo hicieron para su apertura a las 15.30 horas, pero la mayoría quiso acompañar al desfile.

Eran ya las cinco de la tarde cuando las tradicionales charangas animaban a todos los vecinos y visitantes que se congregaban en la calle Alcalde Parrondo. Se tocó y cantó de todo, desde el clásico «Sí, sí, sí, las fiestas del Carmín», al archiconocido elefante que «se balanceaba sobre la tela de una araña». Un repertorio festivo que animaba a cualquiera. «Todo el mundo aquí piensa en el Carmín a lo largo del año. Los gaiteros, por ejemplo, se reúnen una vez a la semana para ir preparándose», explica Pilar Álvarez, del grupo 'Los Cascaos', que celebraron este año su 40 aniversario.

Son ellos una de esas peñas que lleva «toda la vida» en esta romería, como también lo es la Peña Felixuco. El Carmín, explican sus miembros, es la celebración de las amistades presentes y el recuerdo a los que ya no están, es algo que los une. «Antes éramos los 'Súpers', pero hicimos esta peña en 2018 cuando murió Félix, uno de los fundadores, para recordarle», dice Sinué Pereira: «Ahora nos reunimos todos por él».

Tal es la devoción de los polesos por la fiesta que de todas partes de Asturias llegan cada año miles de personas atraídas por su entrega. Así, Mary Moro, Mónica Rodríguez y Nikole Blanco se estrenaron ayer en la Sobatiella acompañadas de Lorena Cano –ella sí es polesa y fiel al Carmín–, con un pañuelo bordado con su nombre. Su juicio, meridianamente claro: quieren volver «todos los años».

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Fue también el caso de Ana Menéndez, de Cangas del Narcea, que celebraba la semana pasada el Carmen en su villa. «Son fiestas diferentes, pero me está encantando», reconocía.

Poco tiempo de recuperación tuvieron algunos entre el Boombastic, que se despidió la madrugada del domingo en La Morgal, y la gran folixa asturiana en la Pola. Los 'Tostados' solo necesitaron «un día de descanso» para celebrar el Carmín por todo lo alto, a pesar de venir desde Gijón. «Una fiesta de prau no se compara con un festival, esta es la mejor romería de Asturias sin duda», admitían.

La polesa Loreto García lleva trabajando en hostelería «desde que nació». El trabajo, en un día como el Carmín, no quiso engañar a nadie, «es duro, pero la subida al prau es algo único, no se repite en ningún otro lado». Y he aquí otra peculiaridad de esta fiesta. Tanto ella como los vecinos se muestran «encantados» con los visitantes que llegan dispuestos a disfrutar de forma respetuosa de la tradición. Tradición que incluye también la verbena nocturna, de la que anoche se hizo cargo el grupo Beatriz.

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