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El párroco de Lugones bendice a las mascotas. A. F. G.

Las mascotas acuden a misa por San Antón en Lugones: «También van al cielo»

Decenas de fieles con sus animales de compañía acuden al templo sierense

A. Fuente

Lugones

Domingo, 14 de enero 2024, 19:34

Bendiciones de animales, hay muchas. Pero misas a las que puedan acudir, ya menos. La celebrada este domingo en la iglesia parroquial de San Félix de Lugones es una de las pocas que festejan a San Antón con las mascotas en el interior. «Ello supone ... un riesgo», bromeó el párroco Joaquín Manuel Serrano, quien inició esta tradición «ya hace muchos años». El templo se llenó de fieles y con ellos, decenas de mascotas entre perros, gatos, conejos y, también, animales más exóticos, como petauros del azúcar, una especie de ardilla voladora originaria de Australia. Durante la ceremonia reinó la tranquilidad, a veces rota por algunos ladridos. Durante la homilía, el cura quiso hacer una petición, sobre todo, dirigida a los más pequeños que ocupaban las bancadas más adelantadas: «Cuidad de las mascotas, que no son juguetes. Y no dejéis que alguien maltrate a un animal. Hay que dar gracias a Dios por la creación, por la naturaleza y por nuestros animales».

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Porque muchos de los que acudían con sus mascotas tenían claro que son un «miembro más de la familia». Fue uno de los aspectos en los que más incidió el párroco de Lugones. «La familia es muy importante y ellos, a los que queremos mucho, nos dan muchas alegrías». Y todos juntos, formando una larga cola, acudían acompañados hasta el altar para ser bendecidos.

¿El motivo por el que acudían? Para muchos de las personas que iban con sus mascotas, era por convicción religiosa. «Ellos -los animales- también van al cielo. Seguro que hay un paraíso para nuestros perros o gatos», afirmó Jorge Veiguela, que acompañaba a su hija Olaya. En una pequeña pero bien acondicionada jaula se encontraba 'Manchitas', que es su hámster. «Tiene un año y le cuido mucho. Tampoco requiere de muchas atenciones, comida y agua, no da mucho la lata».

Marisa Martínez es quien portaba los mencionados marsupiales de las antípodas. Cuatro en una bolsita, muy bien protegidos. Los adoptó el pasado septiembre -«nunca compro animales»- y admitió que son complicados de cuidar porque requieren de una dieta «muy equilibrada» de frutas y verduras. «Son animales nocturnos y se pasan el día durmiendo; los tengo en una voladora muy grande y es a partir de las once de la noche cuando ya empiezan a correr y a 'volar'».

A las puertas del templo de Lugones acudía una familia de cuatro componentes; se trataba de Raimundo Sánchez, Ángela Vila, su hija Covadonga y la peluda 'Odri', de dos años. «Venimos siempre porque tenemos creencias religiosas y nos parece perfecto que nuestros perros puedan acceder a la iglesia como nosotros».

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Desde Nápoles

Joaquín Manuel Serrano afirmó que la celebración en honor a San Antón «tiene mucho que ver con la reivindicación de la protección de la naturaleza, y ya se ha convertido en toda una tradición; si hace buen tiempo, se hace la bendición en el exterior, en el parque, a la que acude mucha gente. Y si, como es el caso, llueve, pues lo hacemos en el interior de la iglesia. Y no hay problema alguno».

Explicó el cura que esta celebración tiene su origen en un viaje que hizo, hace ya tiempo, a Italia. «Estuve en una pequeña iglesia de la ciudad de Nápoles, que era muy pobre. El cura de la parroquia era un señor muy mayor y el patrón era San Antón. Le pedí permiso para concelebrar con él y no hubo problema. Pero no me advirtió de nada; y cuando salimos al altar pude ver, sorprendido, que estaba todo lleno de animales; perros, sobre todo. Muy formales. Y él me dijo que las mascotas también tenían su derecho a estar ahí. Así dio comienzo todo».

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