Los belenistas sierenses buscan sorprender

Con este espíritu, los belenistas ayer seguían trabajando, como Dulce Fernández y Marcelino Vigil, un tándem perfecto para confeccionar uno de los belenes tradicionales más vistosos de la exposición. Su particularidad es que todo lo hacen ellos; desde las figuras a las casas, frutas, gallinas y los miles de detalles que logran conjugar para presentar cada año, y ya van cuatro, su belén. Fernández es la artista y construye y pinta cada rincón. Su marido, dice él mismo, hace «de transportistas», pero también cuida cada detalle y aporta las ideas que al final plasma ella en un impresionante belén. Así, la perla de un collar se convierte en un frasco de perfume y la pasta en frío se moldea en panes, frutas, hojas de palmera...

El secreto es sencillo y lo comparten con el resto de expositores: «Estar prácticamente todo el año haciendo cosas, buscando ideas y luego reservar varios días para poder montarlo y plasmar la idea que vas forjando a lo largo de meses». El misterio es casi lo último que los belenistas incorporan a sus creaciones. Primero van los detalles, que van desde los típicos pastores a oficios artesanales hoy casi olvidados

La espectacularidad y grandeza del belén de la familia López Bayón está reforzada por la forma de trabajar de Rafael y Esther, y es que prácticamente el 90% de los elementos que utilizan son materiales reciclados. «Intentamos aprovechar la máximo lo que se va a tirar, desde cajas de fruta a cajas de cartón, trozos de tela... Lo que se nos ocurre», dice López. «Se me rompió un bolso y Rafael enseguida dijo que el cuero le servía para hacer libros y así nació un librería con más de treinta volúmenes de cuero». «En ellas las plumas de unos periquitos de la familia dan color a lo que eran plumas para escribir en los papiros». Convierten las cajas de fruta en casas o fuentes. Este año su belén hace un guiño a lo que sería hace cientos de años el entorno de la plaza cubierta de Pola de Siero.

María Rodríguez da ejemplo y tiene su propio belén. Reconoce que «lo dejó todo para los últimos días, el ambiente en la plaza entre todos es muy bueno y esos días de montaje, en torno a una semana, aprendemos mucho unos de los otros. No hay problema a la hora de descubrir secretos o trucos». Ayer faltaban algunos detalles por colocar, pero los propios belenistas apuntan que «cuando creemos que ya está listo lo miramos y siempre hay algo que cambiar aunque sean unos centímetros».

Su trabajo puede ser disfrutado desde esta tarde, ellos sólo esperan que guste a sus vecinos y a todos los que se acerquen a Siero.