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Carlos Ordeig (Barcelona, 1987) recibe a EL COMERCIO en su despacho. Sorprende la estancia por su tamaño, un cubículo de reducidas dimensiones en el interior del súper centro logístico de Amazon de Siero que suma 175.000 metros cuadrados. Cuenta con una mesa espartana, tres ... sillas y no hay decoración alguna. En la puerta, una pequeña placa anuncia su cargo, director general de las instalaciones, que comenzarán a operar el próximo 2 de septiembre. Es ingeniero industrial y cuenta con una amplia experiencia –unos quince años, calcula– en operaciones. Comenzó su carrera profesional en Decathlon (cuatro años) y pasó a Ikea (dos). Cuenta que fue en esta multinacional sueca del mueble donde tuvo su primer contacto con Asturias, trabajando con la tienda del centro comercial Parque Principado. En Amazon cumple siete años. El de Bobes, va a ser el tercer lanzamiento que realice para la compañía tras Barcelona y Metz (Francia), para poner en funcionamiento un centro robótico similar al de Siero. Y lleva dos años dirigiendo un almacén en Madrid.
–Entonces, ¿tuvo mucho que meditar cuando le ofrecieron acudir al Principado?
–(Ríe). Es que Asturias me encanta. Es una región magnífica. Y me han dicho que el clima ha ido mejorando (bromea). Me gusta mucho la riqueza natural del entorno, así como la gente. Ahora estoy en proceso de búsqueda de residencia, está siendo complicado pero, de momento, estoy entre el Principado y Madrid.
–Con su amplia experiencia, ya no será un reto afrontar el inicio de la actividad de estas instalaciones. ¿O todavía le da algo de vértigo?
–Vértigo, no. Pero sí que es un reto que afronto con muchísima ilusión y responsabilidad. También con humildad. Este centro va a ser el primero robotizado de Asturias, con una inversión de más de 300 millones de euros. Es muy grande y esperamos que tenga un impacto importante en la región. Por ello, lo hemos preparado mucho. Llevamos trabajando seis meses aquí, pero también mucho antes con los equipos de mantenimiento, informática y demás. Afrontamos este reto con un equipo muy sólido, con gente muy preparada, con ganas y mucha motivación. Por eso no tengo duda de que todo va a salir muy bien (en la actualidad hay medio centenar de profesionales ya trabajando).
–Ya anunció que se ha iniciado el proceso de contratación del personal de operaciones, de almacén.
–Son 150 vacantes que iremos ampliando gradualmente en los siguientes meses hasta las 400, de las que ya informamos previamente. En tres años, esperamos llegar a las 1.500 personas trabajando en estas instalaciones. Comenzaremos las operaciones el 2 de septiembre; eso implica que, primero, vamos a llenar el almacén –tres plantas robotizadas de 40.000 metros cuadrados cada una– de forma gradual. Seguidamente, en un proceso natural, comenzarán a salir los pedidos de estas instalaciones.
–¿Se busca una cualidad específica para entrar a trabajar en este centro?
–En Amazon no buscamos una cualidad concreta o experiencia, como en otras empresas. Al final, todo el mundo tiene cabida. Todos los rangos de edad o de formación. La gente ve el almacén y piensa en puestos de operaciones, pero, al final, aquí tenemos un montón de otros puestos de trabajo, como puede ser en recursos humanos, informática, mantenimiento, o seguridad y salud. Son unos sesenta roles diferentes.
–¿Se primará la contratación de vecinos de Siero, como se pide desde el Ayuntamiento?
–Lo que buscamos, al final, cuando abrimos un almacén como éste es tener un impacto en la comunidad; por eso, la idea es aceptar las solicitudes que vengan de las poblaciones más cercanas. Va a ser un proceso casi natural.
–Cuando este centro esté a pleno rendimiento, ¿qué capacidad de movimiento de paquetes tendrá?
–Le digo que mucha (dice entre risas). No hay un número concreto porque varía mucho, pero saldrán cientos de miles que paquetes al día. Y podemos almacenar millones de artículos. Pero eso no quiere decir que se vaya a generar un impacto en el tránsito de furgonetas de reparto. Estas son unas instalaciones que se encuentran en lo alto de la cadena de suministro. Aquí recibimos de forma directa de los proveedores. Y, después, enviamos a otros centros más pequeños, como el de nuestros compañeros de Meres; estos sí que reciben las furgonetas de reparto.
– La peculiaridad de este centro es su alto grado de robotización.
–Con ello se busca mejorar la seguridad de las personas trabajadoras y tener un impacto positivo en la ergonomía del puesto. Contamos con brazos paletizadores y despaletizadores que cargan y descargan la mercancía y, en el almacén, la persona está en su puesto y es la estantería la que acude con la mercancía. Acabamos con la idea de pasillos infinitos y gente cargando con carros.
–¿El trabajador qué hace?
–El trabajador tiene un fuerte impacto sobre la toma de decisiones. No es un autómata. Además, nosotros favorecemos mucho la rotación de puestos de trabajo en un mismo turno. De este modo, la gente cuenta con más formación y puede implicarse más en todo el proceso. Es una forma de analizar el impacto de la labor realizada con vistas a los compañeros que vienen detrás. Y también para mejorar la ergonomía.
–En marzo ya se abrió la convocatoria de los primeros puestos. ¿Hubo muchas solicitudes?
–Eran perfiles muy concretos, pero sí que tuvimos bastantes. Con las de ahora, esperamos que haya muchos candidatos porque, por lo que sabemos, la apertura de este centro es algo muy esperado.
–¿Cómo es trabajar en Amazon?
–Para mí es muy interesante. Es muy gratificante. Tiene lo bueno de una gran empresa, como ir cambiando de puestos. Yo he tenido diferentes responsabilidades. Eso da formación, desarrollo, oportunidades, he podido conocer otras culturas… Pero también mantiene una mentalidad de 'startup', de innovar cada día, de proponer diferentes soluciones, de repensar las maneras de cómo se hacen las cosas. Y un ejemplo claro de ello es este centro; abrimos una instalación muy grande con un impacto muy importante y siempre tenemos en mente el mejorar e innovar. Además, la empresa ofrece una serie de beneficios muy interesantes; como pueden ser el seguro de salud privado, plan de pensiones, tenemos comidas en la cantina subvencionadas, planes de formación tanto para el almacén como para otros puestos de la empresa, que vale tanto para los puestos de entrada como para quienes llevan ya tiempo. Amazon permite tener la opción de cambiar de trabajo sin cambiar de compañía. La ventana de oportunidades es inmensa. La gente está contenta.
–Usted ya conocerá los efectos en el territorio que puede tener la apertura de un centro como éste.
–Cuando se pone en servicio una instalación como la de Siero hay un sentimiento muy bonito, de pertenencia. Cada vez que vuelvo al almacén de Barcelona siento que es casi mío porque yo he estado en el lanzamiento y su puesta en marcha. Y, efectivamente, tiene su impacto en la zona y eso es lo que buscamos. Se genera mucho empleo directo, pero también se crea una serie de servicios indirectos alrededor de esta apertura, como los logísticos o de proveedores externos de amplio espectro.
–¿Qué tiene Siero para ser el punto ideal elegido por Amazon para contar con dos instalaciones?
–Nuestra relación con la región ya se remonta a 2019, cuando lanzamos el centro de 'última milla' de Meres. Está claro que Siero es un punto estratégico por sus comunicaciones, y en el que queremos dejar ese impacto positivo. Este almacén, al contrario de lo que la gente pueda pensar, lo que hace es unirse a una red europea y colaborar en ella; son ya más de 30 almacenes en siete países. Esto va a poner a Asturias en el mapa europeo. También vamos a mejorar la experiencia del cliente asturiano.
–El comercio de proximidad les mira con recelo.
-Amazon no es incompatible con el pequeño comercio, al revés. Y los datos lo demuestran. Al final, tenemos más de 15.000 pymes que trabajan con nosotros en toda España. Lo que hace la empresa es ofrecer una ventana a todo ese sector. Y en Asturias, ya contamos con 200 pymes que venden sus productos a través de nuestra plataforma. Han generado más de treinta millones de euros en exportaciones en un año. Son datos de 2022, que supuso un crecimiento del 15% respecto al ejercicio previo. Recientemente, hemos lanzado 'España a un click', que es un programa que pretende ayudar a estas empresas a vender a través de Amazon; se invierten muchísimos millones de euros en mejorar la logística de estas pymes.
-¿Esto es válido para la tienda de la esquina de un pueblo?
-Sí, cubre todo el espectro. No cerramos la puerta a nadie. Es por eso por lo que ponemos en marcha ese programa. Queremos fomentar las ventas.
¿Hay cabida para que la venta 'online' siga creciendo?
-Sí, y la apertura de este centro lo demuestra. Hay oportunidades y esto forma parte de la innovación. Seguimos creciendo y mejorando. Hay mercado y sigue creciendo.
–A la entrada del recinto hay un hórreo...
–Sí. Mire, este centro se llama 'OVD1', que es por la denominación del aeropuerto más cercano. Luego hacemos un logotipo asociado. Se trata de un guiño que queremos hacer a la región que no acoge, y es el hórreo. Lo hemos elegido por el significado tan bonito que tiene; al final, es una construcción que se utilizaba de almacenamiento para dar cobertura a la familia y a la comunidad que estuviese cerca. Queremos ser un poco el hórreo de esta región.
El director del súper centro logístico de Amazon en Siero, Carlos Orleig, asegura que parte importante de su tiempo laboral lo pasa en la propia planta. «Yo no entiendo mi trabajo si no estoy viendo las cosas. La filosofía de Amazon es que todos somos iguales. Es muy típico ver a los 'general manager' recogiendo papeles del suelo, algo que a mucha gente le llamaría la atención».
-Esa es una filosofía muy americana.
-Sí. Toda la empresa sigue el mismo criterio; desde el CEO, Andy Jassy, hasta la persona que acaba de entrar. Incluso la vestimenta que llevamos, no hay distinciones. No hay plazas reservadas en el aparcamiento, ni despachos forrados con caoba. Lo que se pretende es crear un espacio muy accesible. Y, personalmente, no concibo mi trabajo si no estoy viendo lo que sucede en la planta en todo momento. Es que, de lo contrario, no podría adoptar las decisiones correctas. Para ello es muy necesario conocer la realidad de las instalaciones. Y, además, estar en el almacén me permite ver con otros ojos los procesos para replantearlos de forma constante, lo que indudablemente favorece una mejora. Siempre me reservo un espacio en la semana para empaquetar yo mismo o estibar; es la manera que yo entiendo mi trabajo. Conociendo los roles puedo lanzar retos al equipo, el por qué esto se hace de una manera y no de otra. Igual cabe el replanteo y hacerlo diferente para que sea mejor. También para mejorar la seguridad o la ergonomía de un puesto. Todo ese conocimiento no se obtiene solamente analizando los números.
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-¿Esta planta es fiel reflejo de las que hay en Estados Unidos?
-Sí, hay una estructura muy similar, pero luego hay un margen para adaptarse a las necesidades más locales. Tenemos flexibilidad para la innovación y para cambiar las cosas, no hay una estructura rígida. Recogemos las solicitudes o propuestas de mejora de nuestros empleados. Contamos en las instalaciones con pizarras en las que la plantilla puede presentar nuevas ideas de mejora continua. Se pueden expresar con el nombre propio o de manera anónima. De todas formas, el 'general manager' tiene siempre que dar una respuesta a todas las iniciativas expresadas.
–¿Y se aplican?
–Muchas de ellas se implementan en los centros de la compañía. Se impulsó una escuela de ergonomía que fue idea de los trabajadores y que se ha desarrollado en diferentes instalaciones en España.
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