Amazon inicia su andadura en Bobes con la meta de «mejorar la experiencia del cliente»

La gran nave de 175.000 metros cuadrados, en cuatro plantas, gestionará al día cientos de miles de productos. Tres son las fases principales: la primera es la recogida de paquetes que llegan en camiones a OVD1, en su mayoría desde otros centros de Amazon. Tras un recorrido por las cintas transportadoras –en total hay 18 kilómetros de ellas– comienza la segunda fase, ya en los tres niveles superiores: el almacenaje. Esta es la parte más robotizada de las instalaciones en Amazon.

Las estanterías se llenan de forma aleatoria, sin tener en cuenta apilar juntos productos iguales, un orden que parecería más lógico; es lo que en la multinacional denominan «caos ordenado», que ellos consideran da lugar a menos equivocaciones a la hora de seleccionar el producto a enviar. Los robots acercan a los empleados a las estanterías para que coloquen los paquetes y devuelven esos estantes después a su lugar en la zona de almacenaje.

La tercera fase la inician los propios clientes cuando hacen su pedido. Al registrarse el mismo se busca en el almacén y se reenvía de nuevo a la planta baja, donde comienza el envío a la dirección indicada por el cliente. Sólo a escasos metros de su salida en las furgonetas de reparto se coloca la etiqueta con el nombre y la dirección hacia la que irán.

En todo el proceso, explicaron este lunes en Amazon, los trabajadores nunca saben a dónde va el producto ni el nombre del cliente. Sólo se encargan de que salga lo solicitado de la factoría en buen estado y empaquetado como es debido.

Está última fase aún no ha comenzado en Bobes. El primer paso es llenar el almacén. Se desconoce aún cuándo podrá salir el primer paquete de Amazon registrado en OVD1 hacia el cliente.

La planta de Bobes se incorpora a la red europea de centros logísticos, siendo la sexta de España de este tipo. Su nombre a pesar de estar en Siero, es OVD1 en referencia a la denominación del código del aeropuerto de Asturias, ubicado en el concejo de Castrillón.

Cuando esté a plena actividad la planta, tampoco se garantizará que los paquetes lleguen antes a sus destinos en Asturias, dado que es un proceso que «depende de muchos factores».

El gigante del 'e-commerce' invirtió en esta factoría asturiana 300 millones de euros. Las previsiones apuntan a que en el primer mes de andadura se irá incorporando personal hasta llegar a los 400 empleados a finales de septiembre. En los primeros tres años este número podría llegar a los 1.500 empleos directos en sesenta tipos de puestos diferentes.

Además de estos empleos directos, Amazon colaborará con empresas locales de reparto con la idea de aumentar su negocio y de que se creen, a su vez, nuevos puestos de trabajo.

Además, su llegada ha supuesto un cambio en el paisaje del polígono sierense de Bobes. La nave de Amazon es un gigante de unos 23 metros de altura de forma rectangular, similar al de todos los centros de sus características de la multinacional, tiene 316,26 metros de largo y 178,61 de ancho. El espacio exterior esta distribuido en cuatro plantas que suman una superficie de 191.135, 42 metros cuadrados. En su mayor parte se trata de aparcamientos ordenados, mas de un millar de plazas, para el uso de empleados y visitas. Otra zona está destinada para la llegada del camiones, en la parte trasera de a factoría, cuya glorieta de acceso funciona a medio gas, con sólo la mitad acondicionada aunque no ha generado incidencias en el primer día de trabajo.

Los secretarios generales de CC OO y UGT de Asturias, José Manuel Zapico y Javier Fernández Lanero, valoraron positivamente la apertura de la planta de Amazon en Siero. Aunque aseguran que estarán vigilantes a cuestiones como unas «condiciones laborales y salarios dignos», así como de igualdad y estabilidad laboral para toda la plantilla. Estarán además vigilantes, dicen, para que se cumpla la normativa laboral de protección de datos en materia de salud laboral.