«En Luanco hay una fiesta que es única y esa es la del Socorro». Con esa frase los vecinos de la capital de Gozón definen la fiesta celebrada ayer: el Gran Día de las fiestas del Santísimo Cristo del Socorro. Se conmemoró lo vivido en Luanco hace casi 250 años, el 5 de febrero de 1776, cuando más de doscientos pescadores se perdieron en una gran tormenta. Desesperadas, las mujeres del pueblo rezaron al Cristo por su regreso y este calmó las aguas para que los pescadores volvieran a casa.
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Desde entonces se celebra «el milagro» y se recuerda de una manera especial, siendo la festividad de invierno más importante del concejo. Así, la mañana luanquina comenzó con la procesión cívica desde la plaza del Ayuntamiento hasta la iglesia de Santa María. Estuvo encabezada por los integrantes de la Corporación municipal, acompañados de autoridades de la Guardia Civil, Policía Local y Nacional, además de la Cofradía de Pescadores.
«Esta es la fiesta de Luanco y Gozón. Se celebra un milagro que unos asocian a leyenda y otros a la fe, pero sigue siendo una celebración de todos, creyentes y no creyentes; lo viven igual» destacó el alcalde, Jorge Suárez. La gran asistencia fue otra de las cosas que más notaron los miembros de la Corporación: «Atrajo a los luanquinos de fuera». Por ello, el concejal de Festejos, Daniel Fernández, señaló que «la afluencia se ha notado bastante este año, tanto en las actividades organizadas por la Asociación Luanco Recuperación de Tradiciones como en el Festival de la Canción Marinera, que está teniendo un gran ambiente».
Incluso los propios luanquinos fueron conscientes del fervor con el que se vivió y así lo hicieron constar los vecinos allí presentes, como Amador Gutiérrez que, cada año, reserva la fecha en el calendario para intentar volver a la villa por las fiestas. «Es algo entrañable. El Socorro nunca defrauda, para los que somos de Luanco es algo que hay que seguir manteniendo siempre», dijo.
Acompañados de la Banda de Gaites Cabu Peñes, Grupo de Danzas de Luanco y la Banda de San Martín del Rey Aurelio, el grupo salió de la plaza y, al llegar a las puertas de la iglesia, las imágenes de la Virgen y del Cristo del Socorro los recibieron. Desde allí, comenzó la segunda procesión, esta vez celebrando el milagro; se unió un grupo de niñas portando «las ofrendas al Cristo», en recuerdo de «las mujeres agradecidas después de que los pescadores volvieran a tierra». Además, iban también los faroleros, papel que se ha mantenido en algunas familias desde hace generaciones y que representan «a los que sacaron la imagen para que calmara la marea».
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Al llegar a la playa, en los alrededores de la iglesia, tuvo lugar la bendición de la mar, en recuerdo de los pescadores y todos aquellos que «viven a su alrededor». Un momento que el pregonero de este año, el seleccionador nacional de piragüismo, Miguel García, vivió feliz. «Es el Socorro más emocionante que recuerdo. Estar aquí y participar, después de tanto tiempo sin poder venir, pone los pelos de punta», dijo camino a la iglesia.
Finalmente, se celebró la misa del Socorro y esta dio paso a los pasacalles por Luanco y un fiesta que continuó durante el resto del día con canciones marineras.
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