«Hay que intentar llegar a la base y abrir el piragüismo a los colegios, hacer cantera»

–¿Cuándo supo que iba a ser el pregonero del Socorro?

–Poco antes de Navidad, fue en un acto en Asturias. Coincidió que estaba el alcalde de Gozón, Jorge Suárez, y después de estar un rato con él, charlando, me lo propuso y me preguntó si yo estaba interesado, dije que sí.

–¿Le comentó por entonces si había sido seleccionado por algún motivo?

–Pues no, pero me imagino que es por mi trayectoria, tanto la deportiva como la de entrenador. Para el pregón del Socorro se busca a gente concreta, no tiene que ser relevante, ni mucho menos, pero sí que sea representativa del pueblo, de Luanco.

–¿Qué supone para usted ser el pregonero de este año?

–Que te reconozcan tu trabajo, en cualquier sitio, siempre es bueno, pero, ¿en tu casa?, ¡lo es aún más! En mi caso estoy muy agradecido al pueblo de Luanco porque desde los 16 años he estado fuera de casa, primero como deportista y luego como entrenador, viajando mucho, tenía el sentimiento de estar de menos en el pueblo, por eso estoy contento. Aunque no me sienta cómodo siendo el protagonista, por mi forma de ser, agradezco mucho que piensen en mí para estas cosas.

–Como luanquín, ¿qué diría que son las fiestas del Socorro?

–En mi casa, mi abuelo era marinero. Recuerdo las historias que me contaban mi abuela y mi madre de pequeño porque Luanco siempre fue una villa marinera y por mucho que eso, hoy en día, se esté perdiendo, esta fiesta es para ellos. En recuerdo a la historia que me contaban, cuando hace tiempo unos marineros no podían entrar en puerto por una gran tormenta, pero gracias al Cristo, sacado por las mujeres del pueblo, este amansó las aguas y sobrevivieron. Esa es la historia del Cristo del Socorro, la tradición, y aunque se esté perdiendo, hay muchos que intentan hacer algo para conservarla porque es importante que no desaparezca la esencia de un pueblo que se fundó de cara al mar.

–Parece que ya tiene pensada la línea de su pregón

–Un poco, aunque estoy perdidísimo (ríe) aún tengo que darle una vuelta.

–Hablando de su trabajo, ahora mismo se encuentra en Sevilla...

–Sí. De forma habitual, el equipo nacional de piragüismo tiene su sede en Trasona, pero durante los meses de invierno bajamos a Andalucía. Los años después de los Juegos Olímpicos siempre son un poco más sosegados, no hay tanta tensión y los tomamos con un poco más de tranquilidad. El año pasado fue duro, de mucha presión y mucho entrenamiento, por eso este 2025 hay que empezar bien. Hay buen ambiente, pero ya estamos trabajando con vistas a Los Ángeles.

–¿Diría que han sido unas buenas Olimpiadas? En París llevamos tres medallas

–Oh, sí. Ya van cinco ciclos olímpicos con medalla; el piragüismo español está en un momento dulce y debemos aprovecharlo porque esto son ciclos y de momento va bien la cosa, pero tiene que seguir así, sin cambiar.

–¿Enfocándolo en el piragüismo asturiano?

–Hay alguna figura emergente, pero se podría mejorar, hay que intentar llegar a la base y abrir un poco más el piragüismo a los colegios. Hacer más cursos dirigidos a los niños ahora que el piragüismo se conoce tras las Olimpiadas, que destaca la figura de Saúl Craviotto. A ver si somos capaces de sacarle crédito a ello

–¿Buscar la siguiente generación de medallistas asturianos?

–Sí, hacer cantera. De ella sale la élite, si no lo hacemos ya será difícil que esto siga aguantando. De aquí a los próximos Juegos Olímpicos debería apuntarse más gente, mucha más, a practicar piragüismo. Tienen que probarlo, descubrir que es un deporte que está en la naturaleza y hay paisajes increíbles en Asturias; cuantos más haya, más volumen de niños se interesará. De ahí saldrán los relevos de los medallistas actuales, por eso pienso que desde las federaciones, tanto la estudiantil como la española, deberían buscar la promoción en colegios e institutos.