Las Amas de Casa de Luanco homenajean a Luisa Rodríguez, su socia más longeva

El restaurante El Tormentín acogió la comida anual de fin de curso de esta asociación; un evento que reunió a un buen número de las casi 300 socias con las que cuenta en la actualidad y que sigue dando sus clases como cada año

«Las Amas de Casa de Luanco nacieron a principios de 1972, celebramos los cincuenta años hace muy poco, y hace tiempo que decidimos aprovechar las comidas anuales para homenajear a las socias más antiguas», explicó Cristina Alonso, secretaria de la entidad.

Para el fin de curso de este año –parecido al escolar, de octubre a junio– coincidió que, de las socias veteranas, Rodríguez aún no había tenido ningún homenaje, además de que no sólo era la socia número tres –de las primeras en unirse– sino que también es la mayor de todas.

Su dedicación con las Amas de Casa se ha visto durante años en la asociación, como con sus famosas clases de costura, «que dio durante mucho tiempo». A día de hoy, entre los cursos se sigue manteniendo esa opción, además de labores, gimnasia, baile de sevillanas, zumba e incluso cursos de nuevas tecnologías. «Seguimos abiertas y no paramos quietas. El único requisito es ser mujer y ser mayor de edad. Se puede ser de cualquier parte, aunque la mayoría de las socias son de Luanco, otra parte son de más sitios, incluso algunas son de las que veranean por aquí», destacó Alonso.

Terminada la comida y llegados los postres, Celestina del Valle y actual presidenta de la asociación se acercó a la homenajeada para dedicarle unas palabras. «Tiene 92 años y a su edad está estupenda. Además de buena persona, hemos sido muy amigas desde hace muchos años», dijo. «Siempre juntas, nunca nos enfadamos», bromeó.

Emocionada, Luisa recogió un ramo de flores y un detalle muy especial: una fotografía de ella acompañada de las que aún son sus amigas, cuando todas eran adolescentes; aunque, a día de hoy, lamenta que algunas «ya no estén».

Contenta con el homenaje y «muy agradecida» de estar allí, las recordó a todas, las primeras socias, recogiendo el ramo especialmente en honor de Socorro García, «mi amiga con la que entré hace tantos años», cuando las pioneras inauguraron lo que sería la asociación de las Amas de Casa de Luanco.