El pub El Tixu, cuarenta años llenando de rock Moreda de Aller

Acompañados de la banda ovetense del Trío Calavera, García recordó cómo fue el nacimiento de este bar: la idea que tuvo su hermano Agustín García; que revolucionó el ambiente en Moreda de Aller. «Vivíamos en Murias y bajamos a Moreda. Yo debía de tener 20 años o así. Por entonces, a mi hermano y a su amigo, el gaitero Santi Caleya, se les ocurrió abrir el bar. Santi marchó en el 95, pero el local lleva en la familia desde entonces. Creo que somos los más antiguos de Moreda», dijo. El nombre, 'El Tixu' (El Tejo), vino en recuerdo de un bar anterior en Murias, «donde los chavales se reunían a pasar el rato».

Finalmente, el local pasó a manos de Jesús. A día de hoy, él atiende al otro lado de la barra, poniendo los éxitos de AC/DC y de Rosendo, pero también «apostando por los grupos locales y los asturianos». Sin embargo, lo más destacado es «haber llegado tan lejos, servir a varias generaciones en la misma familia». ¿El futuro?, pues «otros cuarenta años más no, pero hasta la jubilación sí», dijo riendo García. A fin de cuentas, añadió, el local ha estado presente en las idas y venidas de la población de Moreda, testigo de cómo ha ido cayendo con el paso de los años; «al principio, cuando empecé a trabajar, esto estaba 'petado' de gente, mucha más de la que hay ahora», señaló. Aun así, destacó, siguen viniendo y, gracias a ellos, «han sido cuarenta años de historias y de momentos únicos, hay tantos que no me veo capaz de escoger sólo uno». Han sido ellas, las personas, las que lo han hecho tan especial, «son gente guay que nos ha acompañado».

La celebración animó a los vecinos para ir al «bar que es un referente en el concejo», es de los pocos que ofrece un ambiente rockero, por mucho que sea «un bar de pueblo». Por eso, en la fiesta se empezó a acumular gente «desde por la tarde; para el concierto, por la noche, estaba lleno, fue casi una locura». Con motivo del aniversario, porque «cuarenta años no se cumplen todos los días», el bar puso a la venta cien camisetas promocionales. «¡Se vendieron todas! Hubo gente que la pidió y quedó sin ella, voy a tener que hacer algún pedido más», apuntó el dueño.

El éxito aún lo respiran en el ambiente y el local se ha quedado de recuerdo una «fiesta que no se olvida», con la intención de seguir atendiendo a su clientela «hasta el final, tanto la de la vieja escuela como a nueva».