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A. Fuente
Sotrondio
Sábado, 9 de diciembre 2023, 01:47
Se cumple un mes de la apertura del antiguo colegio San José de Sotrondio en centro de acogida de refugiados, dentro de la situación de emergencia que se vive en las Islas Canarias ante la masiva llegada de emigrantes. El centro tiene una capacidad para ... albergar a unas 90 personas, pero nunca se ha llegado a esta cifra. Lo máximo han sido casi 60 y suele contar con una media de 30. El madrileño Julio Caricol es el delegado de Movimiento por la Paz en Asturias, entidad que gestiona este recinto.
Hace un pequeño recorrido por su interior, donde hay una sala de estar con televisión, un comedor, un espacio para los rezos y, ya en el piso superior, las habitaciones. «Si había cierta inquietud en el pueblo, tengo que decir que era por falta de información. Treinta días después, solo tengo palabras de agradecimiento a la ciudadanía y al Ayuntamiento, por la buena acogida que hemos tenido y las muestras de solidaridad constantes».
De hecho, se trata de un centro que no se cierra en sí mismo; «Nos abrimos a la sociedad, con actividades conjuntas con los vecinos para dar a conocer lo que hacemos aquí y de las situaciones en las que acuden estas personas refugiadas». De este modo, el próximo día 18, con motivo del Día del Emigrante, se van a organizar talleres en los institutos de San Martín del Rey Aurelio, y habrá charlas abiertas con las asociaciones vecinales. «Este municipio nos ha acogido con los brazos abiertos y el alcalde -José Ramón Martín Ardines- fue valiente al afrontar una situación de emergencia, como la llegada masiva de emigrantes a España».
Es frecuente ver por las calles de la localidad a jóvenes africanos, la mayoría de Senegal y muy jóvenes. Lo que hacen es esperar. El tiempo de estancia en este centro es de 30 días y lo que se hace es ponerlos en contacto con sus redes en España o en Europa. «Porque acuden ya con un contacto previo, con un lugar al que ir», señala Caricol. El viaje de estos jóvenes no es fácil. Salen de su país de origen por la situación política y de inestabilidad económica que allí se vive. También con falsas promesas de trabajo nada más pisar suelo de la Unión Europea; «pero no es así, claro, y llega el desengaño».
Y las frustraciones de estos emigrantes son muchas. «Son jóvenes y fuertes. Parte de ellos llegan con formación. Son los mejores, las apuestas de sus familias para llegar a Europa, los más preparados para el viaje; son la avanzadilla. Y llegan con una sola idea en la cabeza: trabajar para enviar dinero y poder para poder devolver el dinero que han invertido en esta opción, que suelen ser unos 1.500 o 2.000 euros. Eso supone embargar la economía de tres generaciones en África».
Bajo esa presión se dan de bruces con la cruda realidad: sin papeles no hay trabajo. Y lograrlos puede suponer una espera de hasta tres años. «No hablamos de gente conflictiva, pero viven en una realidad completamente distinta a la nuestra», explica Caricol. España es un viaje de tránsito a otros destinos, «donde se encuentran sus redes».
Sólo entre un 9 y un 12% de los que llegan a la península se quedan. El resto se va a países como Francia o Bélgica. En muchos casos, también llegan a Alemania. En Sotrondio se los acoge y se les da ayuda en esos primeros trámites para instalarse en el país. «Aquí somos un equipo de catorce personas -cuatro son de la localidad- como trabajadores sociales, mediadores o administrativos.
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