El actual trayecto en autobús y luego en tren de la línea Gijón-Laviana traslada a los viajeros a los tiempos de 1964, con la salvedad de que en aquella época los trenes eran de vapor, y los coches de viajeros eran y tenían ... asientos de madera. Es decir, el tiempo de viaje ronda las dos horas, lo que le convierte en la peor de las opciones para realizar este viaje. En coche, unos cuarenta minutos,
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Y es que a pesar de que han transcurrido 61 años, en circunstancias normales, es decir con los trenes funcionando en todo el recorrido, en recorrer los apenas 46 kilómetros del trayecto se tarda una hora y treinta y tres minutos, lo que supone un mínimo avance de unos cincuenta y ocho minutos. Y a pesar de que se ha ganado en comodidad dentro de los vagones, la falta de mantenimiento de estos y la ausencia de revisor en los mismos los han convertido en los últimos años en una opción cuando menos molesta para de los usuarios, ya que a menudo están sucios; incluso en ocasiones hay viajeros incívicos que molestan al resto de usuarios. Por ello no es de extrañar que la pérdida de viajeros sea constante, tras años padeciendo obras en dicho trayecto, tanto por el soterramiento de Langreo, como por el plan de cercanías de Renfe.
El avance en el tiempo de viaje desde el pasado 27 de enero, cuando la línea se ha cortado de forma provisional para finalizar los trabajos del soterramiento de Langreo, se ha perdido prácticamente volviendo a tiempos de 1964. ¿Las razones? Los viajeros que completan este viaje lo tienen claro, desde Pola de Laviana a la estación de El Berrón, donde se suben al tren, los autobuses tardan de media una hora y quince minutos. Se llega a El Berrón y subidos al tren dirección Gijón deben transcurrir en torno a cincuenta minutos para finalizar el viaje. Es decir en total el viajero habría invertido algo más de dos horas, con un transbordo por el medio
Así lo confirma Miguel Jiménez, que hasta ahora era usuario habitual de este trayecto «en estos últimos días cogía el autobús en Pola de Laviana a las cinco de la tarde y llegaba a Gijón pasadas las siete. Toda una aventura; eso sí, muy cansada».
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Tiempos que Renfe ya tiene actualizados en su página web –si bien al comenzar los traslados en autobuses no estaba, lo que originó más de un despiste entre los viajero– y allí se indica que el viaje oscila entre la hora cincuenta y seis minutos, que tardan el primer y el último tren del día, y las dos horas y tres minutos que corresponden a los doce servicios restantes.
La contrapartida es clara, los trabajos se intensifican al paso de la línea por la comarca minera de Nalón. La intención es que en el mes de mayo puedan estar concluidos y que los trenes circulen bajo tierra en algo más de un kilómetro en el concejo de Langreo. Es el conocido como soterramiento de Langreo, un proyecto que comenzó a ejecutarse a finales de 2009, y que ha escrito una historia de retraso y sobrecostes que hace que dieciséis años después, se continúe esperando por su conclusión. Su fecha inicial de finalización era 2012, tras una inversión de 55 millones de euros, pero que en la actualidad se ha duplicado, sobrepasando los 130 millones.
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A pesar de los avances que se van observando en zonas como Los Llerones y las playas de vías de las estaciones de Sotrondio y El Entrego, quedan flecos por cerrar, como completar las expropiaciones en la zona felguerina de Vega para poder instalar pantallas acústicas y otros sistemas de seguridad, cerca de las casas cercanas a la línea ya en superficie. Una vez esos trabajos finalicen, quedaría pendiente la urbanización de los terrenos liberados y el Peri de El Puente.
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