El olor a madera ardiendo impregnó desde primeras horas de ayer el prau Llagüezos, en plena sierra del Aramo. Era la constatación de las esperanzas de los Ayuntamientos de Lena y Quirós de que la fiesta del corderu, tras cinco años sin celebrarse por el mal tiempo, estaba en marcha. Los asadores preparados comenzaban a colocar la carne, algunos miraban al cielo de reojo, pero animados por las carpas puestas por los Ayuntamientos con las que se garantizaba el festejo. Este año se repartieron 3.600 euros en el concurso que reconocía a los mejores asadores de esta edición, lo que animó a la participación.
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Cuando los corderos comenzaban a coger color llegaron los primeros autobuses que transportaron a muchos visitantes, una iniciativa novedosa estrenada este año. Entonces, en el prau comenzaba a notarse el ambiente festivo, mientras sonaba la música con las bandas de gaitas Güestia de Lena y la formación quirosana Teixo-Manolo. También algunos veteranos de este popular festejo se animaban a cantar e incluso bailar por el prau.
Los participantes en este tradicional festejo comenzaban a colocarse bajo las carpas a la par que iban adquiriendo los vales para las raciones de cordero, que ya reinaban en el prau con su característico olor. Había ganas de subir a Llagüezos, porque a pesar de que el sol se hacía de rogar los vecinos iban llenando el recinto. Entre ellos, la familia de Pedro Martínez, con raíces en el concejo de Lena, que mostraba su alegría tras la vuelta de la celebración. «Hemos venido durante muchos años y se echaba de menos».
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