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Los más pequeños de Candás, en Carreño, encandilaron ayer al público de la villa marinera con un concierto en la Antigua Fábrica Ortiz. Con aire renacentista y muchas melodías, 24 niños –a partir de cuatro años– cantaron, jugaron, bailaron y tocaron instrumentos clásicos. Esto fue ... posible gracias a los talleres de verano Minicolonias de la Escuela Municipal de Música Miguel Barrosa, la cual lleva casi veinte años desarrollándolas y, «cada año, hay más niños e ilusión».
Así lo aseguró Begoña Gómez, una de las profesoras del centro que ha estado presente durante toda la etapa. Ha sido, destacó, «una jornada muy gratificante; cada año se intenta hacer algo diferente, con su propia temática, así que el Renacimiento nos dio mucho juego a la hora de hacer una historia, algo con alegría y diversión».
Las colonias se dividieron en dos partes; la primera de ellas era para «los más pequeños, entre cuatro y nueve años», sin formación instrumental, que estuvieron durante una semana practicando a través de un coro, juegos y «trabajando diferentes estilos de música». Ese, a fin de cuentas, era el objetivo: enriquecerlos culturalmente, algo que convence tanto al público infantil como a las familias, pues cada año apuntan a niños incluso de fuera de Carreño, como Avilés, Gijón u Oviedo.
«Mi hija está encantada, es una forma de integrarla en la música y ha hecho muchos amigos, por eso lo recomiendo; la enseñanza musical es muy importante», declaró Maica Suárez, madre de una de las niñas apuntadas.
A diferencia del primer grupo, el segundo estuvo formado por niños que sabían tocar la flauta, el violonchelo, el piano, el violín e, incluso, la vihuela. Este último instrumento de cuerda es «la bisabuela de la guitarra española», explicó el pequeño Lucas Ardura. Aprendió a tocarla gracias a su padre, consultor de instrumentos renacentistas, así que, a sus once años, ya es un artista. También alumno de la escuela de música participó en las colonias este verano, las cuales aplaudió porque «en vez de pasar las mañanas metido en casa, sin nada que hacer pude estar con otros niños».
Lo mismo pensaron sus compañeras, Lucía Gallol y Sofía Cabrera, de nueve y diez años, quienes, nerviosas por la próxima actuación, hablaron de «lo divertido» que fue montar un coro con otros niños de Asturias. «La música nos hace feliz, ayuda a hacer amigos», destacaron ambas.
Así, ayer, en la Antigua Fábrica Ortiz, se juntó todo en un pequeño concierto en el que se hizo primero una presentación del Renacimiento, de su cultura y de su estilo, para luego dar comienzo la música y los juegos de los niños.
Un verano más, la experiencia ha resultado ser todo un éxito a criterio de los docentes y de los padres, demostrando que «es un programa asentado y muy querido» en el panorama cultural de Carreño.
Además, la misma motivación caracterizó al taller de rock de la misma escuela, para niños algo mayores. A cargo del músico Alejandro Lafuente, 'Lafu', el profesor aseguró ver en los jóvenes «entusiasmo y talento», lo que pronostica cantera musical en el concejo y en el resto de Asturias.
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